Ricardo Altamirano una vez más se refiere a uno de los hechos más noticiosos y mediáticos de la actualidad nacional, los escandalosos episodios protagonizados por algunos religiosos católicos que han desprestigiado su iglesia y se quieren aprovechar de ella para evadir la justicia.
Es muy malo lo que pasa
en esta Iglesia chilena,
las noticias no son buenas
y se comenta en las casas
en las calles y en las plazas
esta insólita cuestión
y parece que perdón
no tiene ni lo merece
aunque se implore o se rece
o se pida confesión.
Denunciaron estudiantes
de colegios destacados
porque fueron abusados
de forma poco galante,
por eso que en este instante
informan estos ultrajes
porque a pesar del ropaje
y de sus votos sagrados
algunos han olvidado
su misión de un solo viaje.
La noticia es impactante
y sacude los cimientos
y la confianza de cientos
que creen que es importante
pues es delito flagrante
el asunto denunciado
y no queden olvidados
sus dolores y sus quejas
usando artimañas viejas
ni menos santos tapados.
En las siguientes semanas
aparecen más denuncias
y una tras otra se anuncia
desde iglesias provincianas
notas de primera plana
algunas bastante oscuras
porque involucran a curas
y otras altas jerarquías
que olvidaron algún día
su sagrada investidura.
Entonces el Vaticano
envía un representante
que no duda ni un instante
y cortando por lo sano
empieza desde temprano
a confrontar a testigos
y en este instante les digo,
completó varias carpetas
con las historias completas
de abusados y de amigos.
Van los obispos a Roma
por el Papa convocados
y regresan renunciados
pues este asunto no es broma
y la sospecha que asoma
sin embargo entre la gente
es que este fierro caliente
nadie lo quiere agarrar
y que es mejor esperar
un tiempo más que prudente.
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