José Alvial Quilodrán, es un joven cañetino que estudión en la Escuela No.1, el Liceo B-56 , ambos de Cañete y hoy en Universidad San Sebastián Sede Santiago, donde estudia Derecho y es el actual presidente de su Centro de Alumnos. José ha querido colaborar con nosotros y nos envía su primera columna de opinión.
Múltiples son las consecuencias de la cuenta pública del 21 de mayo. Una de las más importantes, dice relación con el anuncio de gratuidad en la educación para el 60% de los estudiantes más vulnerables pero que pertenecen a universidades del CRUCH (Consejo de Rectores).
Ante esta situación, la primera pregunta que me surge es ¿qué pasará con los alumnos de universidades privadas que no están en este consejo? ¿Acaso una vez más serán subvalorados? Lo paradójico de todo esto es que el mayor porcentaje de alumnos vulnerables se concentran en las instituciones no estatales y en los establecimientos profesionales junto con los centro de formación técnica, entidades que también son dejadas fuera de ésta gratuidad, reservándose sólo a aquellos que están bajo la figura de una fundación sin fines de lucro.
Entonces, la pregunta del millón, sería: ¿Por qué se lleva a cabo una reforma que sólo beneficia a un porcentaje mínimo de estudiantes, dejando a los verdaderos necesitados a la deriva? Claramente el CRUCH hizo un buen lobby, y sin duda que ellos son los grandes ganadores con todo esto. Pues, aumentarán su matrícula notablemente para el próximo año y las instituciones que no se encuentran en el consejo, enfrentarán una fuerte baja pudiendo fácilmente ser el comienzo del fin.
Obviamente el gobierno no entiende que las universidades privadas acreditadas al igual que las del CRUCH -que por lo demás el único criterio para ser parte de esta entidad es ser una universidad cuya creación sea antes de 1981- cumplen un fin público, dando la opción a muchas familias de enviar a sus hijos a la educación superior, donde la gran mayoría son la primera generación en ir a la universidad, lo que demuestra un claro avance en nuestra sociedad. Entonces, ¿por qué no premiar el esfuerzo de los hijos de las familias trabajadoras?
Por otra parte, el anuncio del pasado 21 de mayo, es un ataque directo a la libertad de los padres, de los mismos estudiantes y a los nuevos proyectos educativos. Lo anterior, respecto de dónde quieren estudiar, porque evidentemente se envía un mensaje subliminal el que sólo puedan estudiar en las universidades del Consejo, coartando el derecho a elegir dónde quieren estudiar y a elegir la casa de estudios cuyo proyecto educativo y malla curricular sea más atractivo para la familia. Ya pasó con la reforma en la educación secundaria y no vamos a permitir que ocurra en la universitaria.
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