Nos encontramos a pocos días del cambio de mando del recién elegido Presidente de la República; que llega a ejercer por segunda vez el cargo y junto con ello nos enfrentamos a la tremenda incógnita de saber cómo será su nuevo gobierno. Ojalá que venga mejorado, que tenga mejor ojo para elegir a sus colaboradores, porque ya probamos los dos lados de la tortilla y en ninguna de las dos nos fue bien.
Pero saben ¿Por qué? Porque no tenemos una “Democracia Ideal”, la real viene dañada desde el momento en que debemos elegir a nuestros representantes.
En mi “Democracia Ideal” no existirían los partidos políticos, que es lo que entorpece el ejercicio de cualquier gobierno aunque sus programas sean excelentes. Todos deberíamos ser independientes, pero “independientes de verdad”, no como los independientes que tenemos ahora, que comienzan a transformarse cuando están postulando a algún cargo de elección popular en que para agarrar votos tienen que abanderizarse por alguna tendencia política.
¿Y sabe por qué ser independiente es bueno?, ¡Porque mueve a nuestros representantes a trabajar! y los obliga a hacerlo bien para mantenerse en sus cargos, desapareciendo de esta forma la figura que hoy llamamos “oposición” que funciona con mucha fuerza desde la Cámara Alta y Baja; que a lo único que se dedican es que al gobierno de turno le vaya mal, no les interesa su programa, no asisten a las sesiones y si asisten ni siquiera se molestan en llegar con los proyectos de ley leídos y si los leen tampoco los analizan, porque en algunos casos ni siquiera los entienden. Porque ¿Se explica Usted que después de haber dormido por años los proyectos de Ley en el Parlamento, salgan aprobados “con algunos vacíos” o “artículos que quedan a libre interpretación”? Y aquí estamos hablando sólo de los pocos que se alcanzan a aprobar, porque otros tantos “deben seguir participando”.
En mi Democracia Ideal el gobierno de turno armaría sus equipos de trabajo “con los mejores profesionales del área” sin tener que estar cumpliendo con el cuoteo político, que los obliga en algunos casos a nombrar funcionarios que no tienen las competencias técnicas necesarias para ejercer el cargo, pero que le sirven al gobierno sólo para cumplir con la cuota pactada.
En mi Democracia Ideal también desaparecería el juego de la silla musical, ¿Sabe a qué me refiero? Cuando el gobierno cambia su Gabinete dejando a los mismos inoperantes de siempre, pero que sólo los cambia de silla. Yo aquí me pregunto. ¿Cómo ese patudo es capaz de aceptar un cargo para el que no está preparado? ¿O se las sabe todas? ¿O son multifuncionales?, pero me contesto sola y me digo, bueno; si lo hace mal; existe la posibilidad de que el gobierno haga un nuevo ajuste de Gabinete y lo cambie de silla para que vaya a embarrarla a otro lado.
En mi “Democracia Ideal” se formarían los equipos de trabajo con funcionarios muy bien capacitados, con un genuino perfil de servidor público y la promulgación de leyes serían metas, como debemos cumplir el resto de los trabajadores y sus sueldos quedarían sujetos a la cantidad de leyes aprobadas. De este modo todos correrían a aprobar las leyes en más corto plazo y no quedarían con errores que se tienen que arreglar en el camino.
Mi Democracia Ideal, permitiría al país ahorrar muchísimo dinero, porque también desaparecería la horda de apitutados ignorantes y bien pagados que pululan por los servicios públicos, que más que ayudar al gobierno que los acomodó terminan haciéndole sombra y provocándole mala fama.
En mi Democracia Ideal no sería necesario realizar costosas campañas, porque el elegido lo sería por sus obras y no por sus promesas.
En mi Democracia Ideal se capacitaría a la ciudadanía en áreas de trabajo de su interés, en el valor del trabajo y la responsabilidad, porque también desaparecería ¡Y esto sí que es impopular! la interminable lista de bonos que se regalan sólo por cumplir con tareas que son de responsabilidad de cada uno y que son parte de nuestro crecimiento y dignidad personal.
En mi Democracia Ideal desaparecerían las AFP y se aplicaría un nuevo sistema de pensiones más amigable con los trabajadores.
¿Se fijó en la tremenda cantidad de dinero que estamos ahorrando? Y aquí, sólo algunas ideas de qué inversiones hacer con estos ahorros: Nuevos proyectos habitacionales, con viviendas de mejor calidad, tamaño y más bonitas. Nuevas y mejores fuentes de trabajo. Mejora en el sueldo de todos los funcionarios públicos. Compensación a las bajas pensiones actuales entregando un bono efectivo en el pago mensual. Aporte en forma automática de parte del Estado a cada trabajador de un pequeño monto a su nuevo sistema de pensiones. También habría que corregir el uso de las carreteras, bajando el valor de los peajes y suprimiendo hartos que están demás, pero con el firme compromiso de los ciudadanos de cuidarlas. Lo único que en estos momentos no se cobra es el aire, pero no se preocupen, porque mi Democracia Ideal tampoco lo hará.
Todo esto trae un inmenso valor agregado. Si el pueblo está contento no habrán marchas con la consecuente destrucción de bienes públicos de parte de algunos infiltrados y dejaríamos de ver los reality show de los políticos peleando en la TV todos los días.
¿Ya despertó? ¡Qué bueno! Porque este tipo democracia se encuentra sólo en mi imaginación, pero es bueno soñar, porque a veces los sueños pueden hacerse realidad.
¿Y USTED, CÓMO LA SUEÑA?
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