Cuando pensábamos que ya lo habíamos vivido todo, crisis social y pandemia hoy se materializa el temido paro del transporte de carga terrestre, donde ya han aparecido algunos políticos solicitando al gobierno se les aplique la ley de Seguridad Interior del Estado, lo que nos demuestra una vez más que el mundo está al revés.
Porque ¿Cuál es la urgencia de querer aplicar esta ley? Este paro hasta el momento se ha desarrollado dentro de un clima de orden y tranquilidad, donde se nota que sus participantes se han organizado con responsabilidad para no ensuciar esta movilización y llegar a feliz término con sus demandas. Es más, este paro es como esos que se hacían antiguamente, en que nunca terminaban con infiltrados echándolo todo a perder.
Por supuesto que cualquier movilización provoca trastornos al normal funcionamiento de la comunidad, pero este es el costo que debemos pagar todos los ciudadanos después que un sector productivo del país se ve obligado a tirar su última carta, cuando todos los canales de diálogo han fracasado y sus demandas no han sido atendidas. Y aquí se pone a prueba una vez más la solidaridad, generosidad y comprensión de todos los chilenos, que debemos ser capaces de empatizar y apoyar estos movimientos y no criticarlos, como ha ocurrido muchas veces con las movilizaciones de los gremios de la Salud y Educación que son los más frecuentes.
Claro, es que cuando el paro es de transporte de carga la cosa cambia, el problema parece ser más serio y hasta más tiritones nos ponemos, porque en el caso de las movilizaciones de la Salud no todos estamos enfermos y en el de Educación no todos vamos a la escuela, pero curiosamente todos debemos comer y cubrir nuestras necesidades básicas todos los días y uno de los riesgos de esta movilización es el quiebre de la cadena de abastecimiento, que es el terror de cualquier gobierno.
Por eso ¡A toda la clase política!, no importa del lado que estén gobernando, no sigan utilizando el argumento fácil de la amenaza, sean más constructivos y pónganse a trabajar con más que urgencia en aprobar leyes pendientes, que sólo han quedado como proyectos olvidados y que por años duermen tranquilamente en los cajones de sus escritorios. Aquí, las verdaderas víctimas de este conflicto son los trabajadores del transporte y no están pidiendo más, que la aprobación de leyes que garanticen su seguridad en el trabajo. Debemos evitar que la pandemia de la violencia sobre ruedas siga creciendo en frecuencia y gravedad, que en este momento está llegando a niveles insostenibles, especialmente para los habitantes de la Región del Bío Bío al sur, en que parece que no fuéramos hijos de esta patria.
Esta gigantesca, desatada y permanente ola de violencia a la que nuestra clase política gobernante aún no es capaz de ver ni de poner nombre ni apellido, no sólo afecta al trabajador del transporte, sino que también mantiene sumida en una profunda sensación de abandono e inseguridad a todo el entorno social de los sectores en que ocurren estos hechos.
Lo que se espera de esta movilización, es que se agilice la promulgación de leyes tendientes a endurecer las penas a los responsables de los hechos de violencia que han sembrado el terror especialmente en las carreteras del sur del país, dejando como sus principales víctimas a los trabajadores del transporte en el ejercicio de su profesión. Los chilenos necesitamos la comida en nuestra mesa, pero los transportistas también merecen tener la seguridad que van a llegar sanos a sus casas después de su jornada laboral.
Y volviendo al tema del quiebre de la cadena de abastecimiento, hace rato que esto ya está ocurriendo, muchos camioneros ya han sido víctimas del robo de su carga, graves lesiones personales hasta con resultado de muerte y quema de sus camiones.
"ARRIBA Y FUERZA A TODOS LOS CAMIONEROS QUE RECORREN LAS CARRETERAS DE NUESTRO PAIS. GARANTIZAR LA CADENA DE ABASTECIMIENTO NO DEPENDE DE LOS TRANSPORTISTAS, SINO QUE DE LOS POLÍTICOS. EL TRANSPORTE SE MUEVE, CUANDO LAS LEYES SE MUEVEN"
*** SIN COMENTARIOS INGRESADOS***