Un análisis que debiera abrir los ojos de algunos incautos que siguen creyendo en la realidad que nos muestran los matinales de TV, una crítica de Emiliano Aguayo muy ilustrativa de lo que pasó con las elecciones de ayer.
TANTO MATINAL y tanto candidato que aparece desde ahí, porque se tiran un par de frases incendiarias en el súper debate político diario con dinosaurios del tipo Moreira, Schalper, Ossandón, Camila Flores y varios giles más.
¿Sabes cuándo te están puro vendiendo la pescá en esos programas de la tele? Cuando aparecen como salvadores del mundo luego de estacionar el Porsche en el estacionamiento de rostro, siendo hoy críticos al sistema y mañana pueden aparecer animando el último tongo farandulero, para después, si arrugarse, transmitir tenis. Lo hacen bien, muy bien algunos. Hay tipos inteligentes allí. Otros son menos hábiles y lo hacen pésimo, pero están ahí, siguen ahí, todos los días jugando a parecerse a ti.
Te das cuenta cuando es el día de la elección y nadie conoce a los candidatos. Nadie te enseñó sobre cómo doblar los votos, nadie te dijo que en Gobernador había segunda vuelta y que no pasaba lo mismo en las municipales. Donde nadie habló con otros políticos que no fueran esos típicos pencas que pareciera que no trabajan en el Congreso por estar todo el día en pantalla, a veces, conectados vía online en dos canales diferentes.
¿O usted, que ve todos los días los matinales para informarse, no se sorprendió cuando le dijeron que una tal Irací Hassler era la nueva alcaldesa de Santiago? ¿Cuántos minutos tuvo ella en su matinal preferido?
Al final, la pega de estos programas, parece, es puro poner a Lavín y a la vieja guardia todo el día en pantalla.
Ya sabe ya, para que no andemos buscando candidatos en la tele, sino en los que tengan un plan, un programa, una idea de cambio, aunque no marque rating en su programa favorito.