Cada 18 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales, una fecha crucial para concienciar a la población sobre la necesidad de cuidar y preservar nuestros bosques, extremar las precauciones y hacer todo lo posible por evitar incendios en estas áreas naturales tan valiosas. Aunque el origen de esta celebración no es del todo claro, su propósito es indiscutible: proteger nuestro entorno natural.
El ecoturismo se presenta como una excelente oportunidad para sensibilizar a las personas sobre la importancia de no utilizar fuego en zonas boscosas. Al fomentar actividades ecoturísticas, no solo se promueve un mayor cuidado y protección por parte de los administradores, sino también de los turistas y la comunidad local. Las personas que participan en estas actividades suelen ser más propensas a cuidar el medio ambiente y a ser más conscientes de su impacto.
Es fundamental que quienes practican el ecoturismo se mantengan en áreas permitidas y eviten el uso de fuego. La detección de incendios puede ser complicada, pero el incremento del flujo de personas en zonas boscosas facilita la vigilancia y permite una respuesta más rápida ante cualquier conato de incendio.
Los incendios forestales no solo afectan a los ecosistemas, sino también a las poblaciones humanas y a los destinos turísticos. Su impacto es especialmente significativo en áreas protegidas, donde el daño va más allá de la pérdida de una parte del bosque. Las consecuencias económicas y turísticas son considerables, ya que los espacios naturales atraen a numerosos visitantes y generan ingresos cruciales para muchas comunidades. La pérdida de biodiversidad también es un problema grave, afectando a especies y ecosistemas enteros y rompiendo el equilibrio natural.
Las regiones de Biobío, Ñuble y Maule han experimentado temporadas de verano especialmente violentas en términos de incendios forestales. Ante esta situación, es vital implementar acciones educativas que puedan mejorar la situación para este verano. La educación y la sensibilización son herramientas clave para prevenir incendios.
Es necesario desarrollar programas de concienciación dirigidos a ecoturistas y visitantes. Aunque el ecoturismo ya está vinculado a la educación ambiental, es posible reforzar esta relación detallando prácticas seguras en áreas boscosas y subrayando la prohibición del uso de fuego. Un ejemplo exitoso es el Parque Nacional Tayrona en Costa Rica, donde los visitantes deben ver vídeos y participar en charlas informativas sobre las normativas y los riesgos asociados a prácticas irresponsables antes de ingresar.
Además, es crucial ofrecer capacitación continua a guías y personal de áreas protegidas, ya que ellos juegan un papel fundamental en la promoción de buenas prácticas. Sin embargo, lo más importante es incorporar estos temas en la educación básica y media, especialmente en un país propenso a incendios como el nuestro. La formación en prevención de incendios debe ser parte del currículo educativo, junto con la preparación para actuar en casos de terremotos, tsunamis y actividad volcánica, para preparar adecuadamente a las nuevas generaciones en un contexto de cambio climático y altas temperaturas veraniegas.
Esta efeméride es una oportunidad para reflexionar sobre nuestras acciones y tomar medidas concretas para proteger nuestros bosques y garantizar un futuro sostenible para todos.
Francesca Machiavello Narváez | Académica Administración en Ecoturismo | Universidad Andrés Bello, Concepción
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