Honesta y objetivamente, debo confesar que el evento superó todas mis expectativas y que seguramente será muy difícil que podamos olvidar las emociones vividas. Me estoy refiriendo al reencuentro de los ex basquetbolistas de los 80, que se celebró con rotundo éxito en el gimnasio del Colegio Gabriela Mistral.
Fortalecidos y afortunados debemos sentirnos todos quienes pudimos participar de esta jornada llena de emociones y recuerdos. Fue un día donde las pulsaciones se aceleraron al máximo y fluyeron los sentimientos sinceros de 40 viejos amigos en torno a una pelota de baloncesto.
Sabíamos que el aspecto deportivo seria superado por el significado humano y sentimental del encuentro, no obstante se cumplió el objetivo y el deseo de quienes crearon la idea y la llevaron a cabo de manera exitosa; en este plano creo que es de justicia destacar el extraordinario trabajo de los organizadores, Arturo Salazar y Jorge Andrés Maldonado. Para ambos las felicitaciones correspondientes, porque no era fácil el desafío y ellos lo hicieron con gran capacidad de gestión.
Mención especial merecen los reconocimientos a Jorge Maldonado padre y Mario Soto Alarcón, por su dilatada trayectoria como dirigente, y los homenajes póstumos a Cesar Arraño, Juan Carlos Campos y Rene Elisetche, por el inmenso aporte al basquetbol de Cañete y de la región. Sin duda que este fue un momento de mucha emoción entre todos los asistentes, en especial para los familiares presentes en la ceremonia.
Parabienes para los ganadores de las diferentes competencias que se desarrollaron, Rene Araneda, mejor lanzador de tiros libres, Jaime Burgos, mejor encestador de tres puntos y Fernando Sáez, como máximo goleador de los mini partidos disputados. Todos ellos demostraron que a pesar del paso de los años y algunos kilos más, mantienen intactas sus condiciones técnicas.
Es bueno también, destacar la presencia de las autoridades comunales, encabezadas por el alcalde Abraham Silva, quien se comprometió a incluir esta actividad en el programa de aniversario de Cañete, por el simbolismo que encierra para la comuna. Me parece que al margen del tremendo significado humano del encuentro, había un mensaje intrínseco, que no era otro que remecer el alma y el espíritu de quienes toman las decisiones políticas y demostrarles que el Basquetbol, sigue arraigado en el corazón de aquellos que hace algunos años logramos darle un sitial importante a este bonito deporte.
Por tal razón, es que esta hermosa actividad, no debe ser solo flor de un día, si no que se deben hacer todos los esfuerzos posibles para que se repita todas las veces que sea necesario, hasta que el mensaje sea valorado y asimilado por las nuevas generaciones, son los jóvenes los que tienen que hacerse cargo de cimentar a través de la automotivación, el espacio necesario para hacer realidad los sueños de recuperar el Basquetbol para nuestro querido Cañete.
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