Tenemos un nuevo columnista, el contulmano José María Undurraga, quien nos comparte su primer artículo refiriéndose a la contingencia actual, las elecciones de este 21 de noviembre.
Escribe:
Este domingo será otro día de esos.
Tomaremos el lápiz y marcaremos nuestras opciones de esperanzas y utopías. Sin embargo, a la luz de los sondeos previos, hay algo que me inquieta y no logro dilucidar del todo.
Estamos en un período bastante particular y hasta crítico de nuestra historia. Tenemos en funciones una Asamblea Constitucional, intentando redactar una nueva Carta Magna, ante la evidente inutilidad de la de 1980 para responder al clamor de tres millones de personas que salieron a las calles de todo Chile el 2019. Un 80% de la ciudadanía lo pidió en el plebiscito constitucional.
En tres ocasiones, durante el estallido social y en dos acusaciones constitucionales, el gobierno se ha tambaleado en la cornisa, a punto de caer.
La ciudadanía le ha quitado el piso a toda la clase política y, aún más, ha manifestado su desconfianza con todas las instituciones que antes le merecían respeto. Y no ha sido gratis, la corrupción ha sido norma general de conducta en todas las estructuras del poder.
Sin embargo, y esto es lo que no entiendo, ante el evidente y estrepitoso fracaso de este nuevo gobierno de la derecha, este sector parece no haber entendido nada y se ha refugiado en su extremo más extremo, recalcitrante, violento, absurdamente radicalizado y anacrónico. La respuesta de este sector a las demandas ciudadanas de avanzar ha sido retroceder.
Si, lo que no entiendo es ¿quién va a votar por José Antonio Kast?
Supongo que no serán las 9.700.000 mujeres que verán irse al tacho de la basura los aún exiguos avances logrados en materia de igualdad y equidad.
Menos el proyectado millón de personas que en nuestro país pertenecen a la diversidad sexual. Razones sobran…
Tampoco me calza el voto de los tres millones de evangélicos chilenos, Kast es miembro activo de una de las mas radicales sectas católicas, el opus dei, grupo fanático e intolerante religioso que aún hoy funciona como en la época de las cruzadas y deslegitima y sataniza a todo aquel que no comparta sus creencias. Una verdadera mafia religiosa con poderosos tentáculos en el poder y que mantuvo absoluto silencio, cuando no complicidad, ante los abusos sexuales cometidos por miembros de su iglesia contra nuestros niños.
No creo que voten por Kast los dos millones de pensionados de las Afp aunque el candidato insista en que esas instituciones son el mejor invento de la historia.
Me imagino que los casi 6 millones de chilenos que estamos esperando poder recuperar el 4º retiro de nuestros fondos de las Afp no votarán por un candidato que siempre se ha opuesto a estos.
Me extrañaría que los miembros de la derecha moderada, evópoli y sectores de RN, que llevan décadas intentando desmarcarse de la herencia de la dictadura, vayan a votar por el mas acérrimo defensor del dictador y su obra de muerte y corrupción.
Creo que el millón seiscientas mil personas que se declara parte de los pueblos originarios, debe tener claro que con Kast en el gobierno se deben olvidar de sus pretensiones de reconocimiento tanto en lo relativo a plurinacionalidad, multiculturalidad, reconocimiento de deudas históricas y autodeterminación. Para Kast el país y el estado son uno solo.
Se me ocurre pensar que a los 18 millones de personas que no somos parte del 5% más rico del país nos debe dar rabia que Kast pretenda rebajar los impuestos a ese segmento cuando día a día nos vemos obligados a pagar un 19% de IVA en los medicamentos, alimentos básicos, libros, etc, etc.
Finalmente me cabe la duda de que los casi 20 millones de chilenos que vemos con angustia el futuro de nuestros hijos y nietos hipotecado por el cambio climático y su consecuente calentamiento global, vayan a apoyar un candidato que no solo niega el cambio si no que no tiene empacho en incluir en su programa la puesta en marcha de nuevas centrales termoeléctricas a carbón… sí, a carbón.
Entonces ¿Cómo explicar el aparente alto apoyo para este candidato?
Al parecer la respuesta es el miedo, el simple y terrorífico miedo. Miedo al cambio, miedo al desorden, miedo a la pobreza, miedo a la violencia. Si, porque el miedo es irracional, quien tiene miedo no piensa, siente. No hay argumentos contra el miedo y eso Kast lo sabe bien y ha sacado provecho de eso.
Porque si el miedo fuera racional veríamos que la militarización en la zona sur sólo ha incrementado la violencia, tanto en cantidad como en intensidad de los eventos. Para quienes creemos y practicamos la No Violencia Activa la respuesta a la violencia no está en poner más armas sobre la mesa si no en eliminar las que ya existen. La verdadera paz sólo se funda en el valor del diálogo y el respeto, nunca en las armas.
También recordaríamos el miedo irracional que se intento implantar cuando fue electo el primer presidente de izquierda luego de la dictadura, Lagos. Nos dijeron que llegaría el caos y se iría toda inversión extranjera. Que quedaríamos cesantes y pobres. Y nada de eso sucedió de hecho, ese gobierno es hoy en día añorado por la derecha, el empresariado y el gran capital.
Quizás si no le tuviéramos tanto miedo al miedo pudiésemos pensar racionalmente y darnos cuenta que un gobierno retrógrado sería la mayor provocación a los millones de chilenos que salimos a las calles el 18 de octubre y que seguramente veríamos un nuevo y más álgido levantamiento popular, generando más agitación e inestabilidad que la que hoy vivimos.
Si no nos tragáramos tan fácilmente el miedo veríamos la verdadera cara de Kast quien, tras su mirada impasible, casi sicopática, nos intenta convencer, tal como Kaa la hipnótica serpiente del Libro de la Selva que con su horrible sisear nos decía “…confía en mi, confía en mi, sólo en mi “.
Entonces, ¿quién votará por Kast?
La verdad, no se me ocurren muchos, pero de seguro sí lo harán…
- Los condenados de Punta Peuco que serían indultados al día siguiente…
- Los jubilados de las fuerzas armadas.
- José Piñera y su Mercedes Benz.
- El 5% más rico al que rebajarían sus impuestos.
- Los vendedores de armas.
- Los empresarios dueños de termoeléctricas.
- Los cobardes en quienes el miedo cala hondo e impide razonar.
- Los legionarios de cristo.
- El ala extrema de la extrema derecha.
- Los xenófobos, racistas y discriminadores.
- Los abusadores de mujeres.
- Los nostálgicos de la más maldita dictadura de la historia de Chile.
Ahhh, y probablemente, los miembros del podcast “la cosa nostra” (Quiroga, Macari y Mayol) quienes reconocieron que en un potencial gobierno de Kast subirían radicalmente los suscriptores de sus seminarios…
Así las cosas, sólo nos queda esperar a ver lo que el domingo dirán las urnas.
Y a pesar de que yo no tengo miedo, que el lunes nos pille confesados.
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