La agrupación 'Las Solitarias de Cañete' es un grupo de mujeres que se reúne periódicamente en la sede de la Junta de Vecinos Nuevo Amanecer, un lugar cargado de historia y resiliencia. Esta sede, ubicada justo enfrente del lugar donde un voraz incendio cobró la vida de un vecino, es un símbolo del esfuerzo y sacrificio de toda la comunidad, un espacio que ha otorgado dignidad a su gente a pesar de los desafíos constantes.
Actualmente, 15 mujeres lideran la primera etapa de un curso formativo, el primero de dos financiados por un proyecto en desarrollo. Esta primera etapa, que consta de 30 horas de formación por taller, es coordinada por la Oficina de la Mujer de la Municipalidad de Cañete, bajo la dirección de la Srta. Marta Herrera y la valiosa colaboración de la monitora encargada.
Los resultados de estos talleres no solo han sido destacados por su calidad, sino que también han abierto puertas a pequeños negocios y nuevas oportunidades, permitiendo a las participantes mostrar sus creaciones en ferias y exposiciones.
Al cierre de esta primera etapa, se ofreció un ágape preparado en su mayoría por las propias mujeres del taller de pintura en tela, deleitando a los invitados especiales, entre ellos, los concejales Gustavo Jara y Omar Pacheco, así como un representante del alcalde de la comuna. Este evento promete ser solo el inicio de muchas más sorpresas y logros por parte de "Las Solitarias de Cañete".
A continuación, un poema de Pablo Neruda dedicado con cariño a todas las mujeres.
EL AMOR: TUS MANOS
(Pablo Neruda)
Cuando tus manos salen,
amor, hacia las mías,
qué me traen volando?
Por qué se detuvieron
en mi boca, de pronto,
por qué las reconozco
como si entonces, antes,
las hubiera tocado,
como si antes de ser
hubieran recorrido
mi frente, mi cintura?
Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera,
y cuando tú pusiste
tus manos en mi pecho,
reconocí esas alas
de paloma dorada,
reconocí esa greda
y ese color de trigo.
Los años de mi vida
yo caminé buscándolas.
Subí las escaleras,
crucé los arrecifes,
me llevaron los trenes,
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
terminaron su viaje.
*** SIN COMENTARIOS INGRESADOS***