El pasado 27 de septiembre nuestro columnista Carlos Reusser Monsálvez, destacado abogado y docente universitario, alcanzó el grado académico de Doctor en Derecho en la Universidad de Salamanca, España.
"Es un honor recibir este reconocimiento de una Universidad con más de ocho siglos de historia", fue una de las impresiones con la que abrió la conversación refiriéndose a su aventura en Salamanca.
Carlos nació en Cañete y siempre ha estado ligado a la ciudad: su bisabuelo, Vitecindo Reusser, fue regidor de la comuna y uno de los fundadores del Club Deportivo Caupolicán.
Vivió su primera infancia en la casa familiar ubicada en calle Videla con Villagrán, hasta que en 1978 se trasladaron al fundo Tromén, en las cercanías de Peleco (una de las consecuencias del golpe de Estado, según ha explicado en otras ocasiones); estudió tanto en la escuela rural de Peleco, como en la Escuela Superior de Hombres de la ciudad y en el colegio Gabriela Mistral.
La enseñanza media la realizó en el Liceo B-56 de Cañete, logrando entonces un puntaje nacional en la PAA, lo que le abrió el camino para estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, en 1994.
ENTREVISTA
LN: Antes que nada, felicidades por tu reciente investidura como Doctor en Derecho. ¿Cómo te sientes tras este logro tan significativo?
Carlos Reusser: Muchas gracias. He sacado las cuentas y nunca antes hubo un abogado en la familia, y menos todavía un Doctor en Derecho, que es el máximo grado académico que se puede recibir. Estoy realmente muy contento con cómo resultó todo. Es un honor haber sido investido como Doctor en Derecho por la Universidad de Salamanca, una institución con más de ocho siglos de historia, y en las que las figuras de Miguel de Cervantes y Miguel de Unamuno están muy presentes.
Y lo de “investido” es literal: tras la defensa de la tesis doctoral me informaron solemnemente que había obtenido la máxima calificación y, en el escenario y ante todos los presentes, me vistieron con el traje académico y la medalla doctoral.
LN: Sin duda, un gran logro. ¿Podrías contarnos un poco más sobre el tema de tu tesis?
Carlos Reusser: Desde luego. Mi tesis se titula "Internet de las Cosas (IoT) como medio de prueba en el proceso civil de España y Chile" e investiga sobre cómo, en unos procedimientos ideados en el siglo XIX, podemos utilizar medios y fuentes de prueba inventados 170 años después, que nunca el legislador imaginó que existirían y que resultan prácticamente incompatibles con la forma en que se recogen las pruebas en un juicio.
También analiza las capacidades de los jueces civiles, que a estas alturas no están en condiciones de comprender lo que se les muestra como prueba, por lo que deben recurrir a peritos judiciales, a los que tampoco van a entender por lo compleja de las materias, así que lo que les queda por hacer es un auténtico acto de fe: les creen a los peritos o no les creen, pero ya no tienen herramientas ni conocimientos para justificar su decisión.
Es un tema difícil, como todos aquellos referidos a cómo demostramos algo en un juicio.
LN: Parece un tema muy innovador y relevante. ¿Quiénes conformaron el tribunal que evaluó tu trabajo?
Carlos Reusser: Tuve la fortuna de que mi tesis fue guiada no por uno, sino que por dos distinguidos catedráticos, que son los profesores de mayor categoría dentro de una Universidad, como son Lorenzo Bujosa Vadell y Federico Bueno de Mata.
Pero, a diferencia de lo que ocurre en Chile en instancias semejantes, ellos no integran el tribunal, sino que deben ser terceros que, incluso, en su mayoría tampoco pueden ser de la misma Universidad, sino que los convocan desde otros lugares.
En mi caso el tribunal de tesis estuvo compuesto por los profesores doctores Marta del Pozo, de la Universidad de Salamanca; Patricia Reyes, de la Universidad de Valparaíso; y Jesús Conde, de la Universidad de Extremadura.
LN: ¿Qué comentarios recibiste sobre tu tesis?
Carlos Reusser: Los comentarios fueron muy elogiosos, lo que me tranquilizó bastante porque, la verdad sea dicha, estaba aterrado (risas).
Hablaron de mi trayectoria profesional y académica, de la forma y el estilo en que escribo, del mérito y valentía de construir la fundamentación de mis postulados para resolver un problema moderno, con las respuestas que dan los autores más clásicos del Derecho, esos que nunca vivieron lo suficiente como para conocer nuestro siglo.
A eso sumaron la gracia o virtud de haber abordado correctamente dos legislaciones distintas, una de las cuales me era completamente ajena por formación, y hacerlo bien.
Fue muy gratificante escuchar esas palabras, sobre todo cuando mencionaron que, atendidos mis méritos, el recibir el doctorado de la Universidad de Salamanca era también un acto de justicia.
LN: Y me imagino que el resultado fue igual de satisfactorio.
Carlos Reusser: Así es. Me concedieron, por unanimidad, no sólo la calificación más alta, que es la de “Sobresaliente”, sino que también ocurrió que el 1 de octubre, cuando ya estaba de regreso en Chile, me notificaron que el tribunal evaluador, mediante voto secreto y unánime, decidió concederme la mención CUM LAUDE ("con alabanza").
Esa mención sólo se entrega a algunos de los doctorados y habilita para obtener el Premio Extraordinario que concede la Universidad en el campo "Derecho y Jurisprudencia"; por supuesto, concursamos todos los que hemos obtenido máxima distinción durante el año, pero el sólo hecho de ser parte del proceso, ya es todo un honor para alguien que viene de un lugar tan remoto para ellos, como es Cañete.
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