Chile se ha posicionado en la última década como uno de los ecosistemas más dinámicos de innovación en América Latina. Al mismo tiempo, California —y en particular San Francisco con su famoso Silicon Valley— continúa siendo el referente mundial de la disrupción tecnológica.
La relación entre ambas geografías no es casualidad: Chile busca aprender, asociarse y conectar con el epicentro de la innovación global para potenciar su propio desarrollo, y en este artículo se mencionan algunos de los avances alcanzados hasta la fecha.
California y Chile: una relación simbiótica
La estrategia chilena de acercarse a San Francisco tiene varios objetivos en mente, incluyendo la oportunidad de integrarse en redes de conocimiento, talento y prácticas empresariales en el país norteamericano. El modelo chileno, basado en la apertura de mercados, la estabilidad macroeconómica y una creciente red de emprendedores, ha encontrado en California un socio natural para escalar proyectos tecnológicos y lograr alcanzar nuevos horizontes.
Este vínculo no se limita a unos pocos sectores de la economía chilena, pero existen algunos en particular que han tenido un importante impacto para mejorar la forma en que viven y producen los chilenos:
Tecnologías financieras
Las fintech han crecido con fuerza en Chile, impulsadas por la necesidad de alcanzar una mayor inclusión financiera y facilitar la forma en la que se realizan pagos digitales. El país cuenta con un marco regulatorio que se encuentra en constante evolución y con usuarios cada vez más dispuestos a adoptar billeteras digitales y pagos móviles, varios de los cuales han sido adoptados como métodos de pago de casinos online y otras grandes industrias.
San Francisco, por su parte, es hogar de gigantes como Stripe, Square y Coinbase, referentes globales en servicios financieros digitales. Gracias a la conexión establecida con este ecosistema, Chile no solo ha recibido inversión extranjera, sino también ha adquirido vastos conocimientos técnicos, ideas para una mejor práctica en ciberseguridad y nuevas metodologías para lograr escalar las fintech locales.
La colaboración también apunta a resolver un desafío compartido: la construcción de sistemas financieros más transparentes, seguros y accesibles, especialmente relevantes para pequeñas y medianas empresas que constituyen el corazón de la economía chilena.
Tecnologías de la salud
Desde hace algunos años, la digitalización de la salud en Chile se convirtió en una prioridad. El país ha visto un crecimiento en el uso de plataformas de HealthTech, la adopción de historiales clínicos electrónicos y soluciones de inteligencia artificial aplicadas al diagnóstico.
Por su parte, San Francisco, con su proximidad a universidades de prestigio y centros de investigación de biotecnología, ha desarrollado startups y compañías que integran big data, sensores biomédicos y terapias digitales para mejorar la calidad del servicio de la salud en la región.
La relación establecida entre Chile y San Francisco representa una oportunidad para fortalecer su red de hospitales, mejorar la forma en la que se gestionan los datos y prevenir brechas con respecto al acceso a la salud.
Otras tecnologías
La cooperación entre Chile y San Francisco también ha logrado importantes avances en otras industrias, como es el caso de la minería inteligente, la energía renovable y la ciberseguridad.
Chile, con su vasta riqueza en litio y cobre, ha tenido un papel clave en la digitalización de la minería. Se habla de un proyecto impulsado por el uso de sensores, robots autónomos y sistemas predictivos, y llevado a cabo con la ayuda de Silicon Valley para perfeccionar y escalar estos procesos.
En cuanto a energías limpias, Chile actualmente es líder en Latinoamérica en temas de generación de energía solar y eólica, mientras que California avanza en almacenamiento y gestión inteligente de redes. Esta convergencia tecnológica se traduce en beneficios para ambos territorios y un importante avance en la lucha contra el cambio climático.
Nuevos desarrollos tecnológicos a futuro
La conexión entre Chile y San Francisco no se encuentra limitada a proyectos actuales; se estiman varios planes a futuro donde ambos pueden salir beneficiados. Dichos planes incluyen intercambios de talento, incubadoras binacionales, fondos de inversión compartidos presentadas en la Chile Tech Tour 2025 y otras convenciones tecnológicas, entre tantos otros que por ahora se encuentran en fases de desarrollo y planificación.
Además, el gobierno chileno, a través de programas como Start-Up Chile, ha obtenido la atención de varios países, lo que a su vez ha captado el interés de potenciales emprendedores.
Se estima que para las próximas décadas, la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología y las energías limpias serán los principales temas de discusión y desarrollo tecnológico, aunque sin dejar de lado los temas relacionados con la producción y exportación de tecnología.
¿Será Chile la próxima potencia mundial en tecnología?
La respuesta a esa interrogante es más compleja de lo que se puede responder. El país ya ha demostrado ser capaz de liderar en temas específicos, como las energías renovables, la agricultura inteligente y el desarrollo de fintech.
Ahora bien, aunque Chile es considerado como el Silicon Valley Latinoamericano, por el momento está enfocado en crear su propio modelo de innovación, adaptado a las necesidades de su población, la alianza con San Francisco es un paso importante para acelerar este proceso y posicionar al país como un actor estratégico en el mundo de la tecnología global.
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