Con una bicicleta sencilla y un sueño gigante, Nicole Valenzuela ha transformado el esfuerzo y la constancia en logros que inspiran a toda su comunidad. Desde las calles de su infancia hasta los Juegos Binacionales en Argentina, su historia es un ejemplo de cómo el talento, el apoyo familiar y el trabajo en equipo pueden llevar a lo más alto.
Todo comenzó con una bicicleta sencilla y un sueño que parecía aún más grande que las cuestas que rodean Contulmo. A comienzos del 2025, Nicole Valenzuela decidió que quería pedalear más allá de las calles que conocía desde niña. No imaginaba que ese impulso, casi intuitivo, la llevaría a convertirse en una de las grandes promesas del ciclismo regional.
Cada salida era un desafío: el frío de las mañanas, las piernas que quemaban, el cansancio… pero también estaba esa sensación de libertad que solo conoce quien pedalea sin mirar el reloj. En esos primeros kilómetros, Nicole no estaba sola; encontró guía e inspiración en Érika Toloza, quien vio en ella algo que la propia Nicole aún no alcanzaba a dimensionar.
Fue entonces cuando su camino se cruzó con el Club de Ciclismo Ramal Contulmo. Desde el primer día, el club no solo le abrió la puerta, sino que la abrazó como parte de su equipo. Entre consejos, rutas compartidas y entrenamientos exigentes, deportistas como Carlos Cerda y todo el grupo del club comenzaron a acompañarla paso a paso. Allí aprendió a ser constante, a confiar en el proceso, a celebrar los avances y a levantarse rápido de las caídas. Con Ramal Contulmo, el ciclismo dejó de ser un hobby: se convirtió en un propósito.
Detrás de todo, silenciosa pero firme, estaba su familia. Ajustando tiempos, reorganizando agendas, acompañando en los viajes y celebrando cada meta. Para Nicole, su familia es ese punto de partida al que siempre vuelve, sin importar cuán lejos llegue.
Su disciplina pronto llamó la atención de quienes observan el deporte desde la vereda profesional. Con la preparación técnica del entrenador Leonardo Urrutia, los avances comenzaron a ser visibles. Tanto, que los entrenadores regionales Rolando García y Olga Cisterna la convocaron para integrar el equipo de Ciclismo Ruta de la Región del Biobío. Aún no terminaba de creerlo cuando ya estaba entrenando a un nivel más exigente que nunca.
El 9 de noviembre, en la competencia de Parral, llegó uno de esos momentos que quedan guardados para siempre: Nicole cruzó la meta y obtuvo el tercer lugar en la categoría femenina, su primer podio como seleccionada regional. No era solo una medalla; era la confirmación de que todo el esfuerzo valía la pena.
Pero si hay algo que la impulsa tanto como sus propias ganas, es el apoyo que ha recibido desde su comuna. El alcalde de Contulmo, Carlos Leal Neira, ha sido clave para que Nicole pueda estar presente en cada entrenamiento y competencia. Gracias a su gestión y al trabajo de la Oficina de Deportes, la movilización y el apoyo logístico —algo tan simple pero tan esencial en el mundo deportivo— nunca han sido un obstáculo. A ello se suma la constante colaboración de Doris Laila Paredes, quien también ha gestionado su traslado, recordando que detrás de un talento siempre hay una comunidad que empuja.
Hoy, esa misma comunidad la ve alistarse para un nuevo desafío: representar a Contulmo y a Chile en los Juegos Binacionales en Argentina, donde llevará con orgullo los colores de la comuna que la vio partir con una bicicleta común y un sueño enorme.
Nicole pedalea por ella, pero también por todos quienes creyeron en su potencial desde el inicio: su familia, su club, su entrenador, su comuna.
Y mientras sus ruedas siguen girando, su historia recién comienza.
GENTILEZA: Nadia Valenzuela (nadiavalenzuelaf@yahoo.es)
*** SIN COMENTARIOS INGRESADOS***