En un nuevo aniversario del Caupolicán, quisiera testimoniar mi humilde reconocimiento y el más profundo de los respetos a este club, que me abrió sus puertas cuando solo era un niño, cobijándome en mis primeras experiencias deportivas.
Este tributo, quiero simbolizarlo en una persona, que representa genuinamente el espíritu de esta institución y su dilatada historia en la vida del deporte cañetino. Me refiero a René Mario Soto Alarcón, jugador, entrenador, dirigente y el más incondicional hincha del "Caupo".
No saben la alegría que me provoca saber que el Gimnasio, haya sido bautizado con su nombre, me emociona este gesto de los actuales dirigentes, de haber podido determinar tan merecido homenaje en vida a “Camarico” como cariñosamente le llamaban. Me parece que se ha hecho justicia y eso engrandece su trayectoria al servicio del club de sus amores.
Todavía recuerdo, cuando se iniciaron las obras para construir la cancha que ahora ya es un Gimnasio, él me dijo: “esta es solo la primera etapa del proyecto y algún día, esto será un gimnasio, con todas las condiciones necesarias para nuestros deportistas y para el deporte de Cañete”. Siempre tuvo la absoluta convicción, de que aunque tuvieran que pasar muchos años, y costara lo que costara, esa obra se iba a terminar, y sería el principal orgullo de todos los caupolicaninos.
El camino fue difícil, hubo escollos y algunos obstáculos. Debo reconocer que yo siempre tuve dudas que esta obra llegara a feliz término, no por falta de perseverancia de Mario Soto y sus dirigentes, sino por la complejidad de conseguir los recursos para su construcción. Hubo muchas puertas que se golpearon y estas se cerraron, por diversos factores, y esto valora aun más el logro conseguido.
No me queda más que saludar a sus actuales dirigentes, en este 96 cumpleaños de su fundación, felicitar a todos los que han aportado su granito de arena desde diferentes ámbitos, recordar a los que ya no están y que también hicieron su aporte y a todos sus socios, hinchas y simpatizantes, los cuales deberían sentirse orgullosos de pertenecer a este Club, uno de los decanos del deporte de Cañete.
Para Mario Soto, bendiciones y mis mejores deseos de que supere los problemas de salud que lo han afectado. Espero que su legado se transmita de generación e generación y que los caupolicaninos sigan su ejemplo de amor por la camiseta y el escudo.