Este Domingo se celebra el Día del Padre. Muchos niños y adultos se preguntan y complican: ¿Que podría regalarle yo al mío? Si le regalo algo, creo que mi padre se merece más que algo. Si le compro un presente barato: ¡Él se merece lo mejor y lo más caro! pero yo no tengo tanto dinero para ese gran regalo.
¿Y si le regalo ropa? Pasará el tiempo y hasta la mejor terminará donde sabemos termina. Quizás un buen vino -el sol francés en la botella en pleno invierno- sea una buena idea, pero cuando pase el alegre embriague será un olvido, incluida la grácil y bella botella.Si le regalo una corbata, en estos años ya ha recibido varias, pero con su timidez no creo se atreva a usar una con la linda foto estampada de sus hijas y nietos. Si le compro una cosa bonita, por más bonita que sea, no dejará de ser una cosa.
¿Y si me endeudo, me vuelvo loco y le compro un súper regalo?: unos palos de golf o una linda chaqueta, un auto o una moto, un instrumento para tocar las canciones de un cincuenteras de "Golosa La Orquesta", un electrónico o una herramienta poderosa de marca taquilla, o algo útil para el trabajo... pero si él ha trabajado toda su vida por nosotros. No, no creo sea tan buena la idea y lo dejaré preocupado por la deuda.
Quizás un juego entretenido o algo fino sería recomendable. Mas el cariño no es un juego y este no se mide por el valor, ni la calidad de un contenido. Bien ¿Y si le regalo un perfume masculino? El aroma y romance se lo llevará el viento y quiero para él algo que perdure más que el recuerdo del bastón o el sombrero de nuestro abuelo. En el Día del Padre el consumo -como el cilantro- es bueno pero nunca tanto.
Al fin pienso y pienso y no sé qué regarle para su día, pero dándole vueltas como a una rueda, de pronto se me ocurre otra idea: ¿Y si le invito a que paseemos un rato en bicicleta o simplemente caminar o trotar por el parque o la plaza y conversamos un rato? ¡Que ganas de contarle un secreto o lo que nunca me he atrevido o preguntarle algo tierno!
El caminar de un niño o una niña tomados del brazo o de la mano de un padre, "un papi", o "el viejo" no me parece mala idea en estos tiempos post modernistas. Tomarse un jugo, comer una fruta o un embeleco después del pedaleo suave no parece complejo y ayudamos a descontaminar. Quizás lo más simple sea el mejor regalo, que él no olvidará aunque pasen los años. Caminar juntos: padre hijas e hijos conversando alegres y con relajo una hora es ciertamente un regalo bienvenido y saludable en esta época loca.
Hoy muchos hijos quizás mareados por la vorágine de consumo publicitario a veces olvidamos que un regalo no es un fin sino un medio. El regalo del "Día del Padre", de mi padre.... es solo un acompañamiento al sentimiento. No te compliques con el regalo que tu papá jamás se complicará con una simple expresión de afecto como: tu mejor sonrisa, un "papá te quiero" y un beso de seguro le hará muy feliz sin pensarlo tanto. ¡Ce facile! ¿O nos equivocamos?
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