Traspasar las fronteras regionales con productos artesanales no es una tarea fácil, pero las mujeres de la Agrupación Relmu Witral, de Tirúa, en el Alto Biobío, llegaron mucho más lejos y, gracias al proyecto Volver a Tejer, impulsado por el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y Paris S.A., consiguieron que ovillos de lana creados por sus manos se vendan en el mercado del retail a través de todo Chile.
El convenio que selló esta alianza público-privada se firmó este jueves en el Museo Chileno de Arte Precolombino, en Santiago, en un acto que contó con la asistencia del director nacional de INDAP, Octavio Sotomayor, ejecutivos de la cadena de tiendas Paris, autoridades y medios nacionales, además de las representantes de las artesanas de la región María Angélica Pérez y Miriam Espinoza, quienes se mostraron muy orgullosas y agradecidas.
Volver a Tejer es un pionero proyecto social y comercial que busca rescatar el tradicional oficio de las artesanas y llevar sus productos textiles del campo a la ciudad. A través de él, 215 mujeres de cuatro regiones (Biobío, Los Ríos, Los Lagos y Magallanes) fueron capacitadas en terreno por la Fundación Ona para profundizar sus conocimientos en hilado y teñido de lanas, y 120 de ellas estuvieron involucradas directamente en la confección de los ovillos.
Las artesanas participantes recibieron 1,7 toneladas de lana de exportación comprada a la lanera Standard Wool -limpia, lavada y peinada- y la convirtieron en 15 mil 500 ovillos de 100 gramos cada uno, los que serán vendidos a 14.990 pesos en los 40 locales de Tiendas Paris, en packs que contienen tres unidades, más una manual de confecciones y un par de palillos de madera fabricados por el artesano Daniel Perán, de la localidad de El Alerce, en Puerto Montt.
Como la mayoría de las mujeres sólo sabía hilar y hacer madejas, recibieron ruecas tradicionales de madera, ovilladores, pesas, madejeros y otros implementos, y fueron capacitadas en la elaboración de los ovillos, labor en la que trabajaron durante enero y febrero pasado. Del total de lana, un 60% se mantuvo en estado natural y un 40% fue teñido con tintes biodegradables.
Todas las artesanas viven en zonas rurales, son usuarias de programas PDTI (de desarrollo indígena) y Prodesal (en conjunto con los municipios) de INDAP, tienen importantes historias de vida y esfuerzo y han mantenido por generaciones las técnicas de hilado y teñido natural de lanas.
Además de las mujeres del Biobío, también participaron en este proyecto las agrupaciones Hilanderas de Tenaún, de Chiloé; Lanart, de San José de la Mariquina, en Valdivia; Lanas Chucao, de Chamiza, Puerto Montt, que estuvieron encargadas del teñido; y Virgen de la Covadonga, de Punta Arenas.
Octavio Sotomayor, director nacional de INDAP, destacó que esta iniciativa ayuda a disminuir las inequidades que enfrentan las mujeres campesinas e indígenas en el mundo de la agricultura y, al mismo tiempo, valoriza su trabajo. “Gracias a este convenio, ellas van a visibilizar su actividad, se van a profesionalizar y mejorarán la cadena de valor de sus productos. Además, es un reconocimiento a un trabajo noble y tradicional, que se ha mantenido con gran esfuerzo por generaciones y del cual tenemos que sentirnos orgullosos como país”.
Juan Diego Valdés, gerente de Marketing de Tiendas Paris, en tanto, hizo hincapié en el resultado de este proyecto de responsabilidad empresarial: “Llevamos a todo Chile materiales y trabajo desde lo más profundo de nuestras raíces. Queremos que la gente aprecie el valor de tejer, de lo natural y de los productos hechos a mano. Queremos invitarlos a volver a tejer, a reencontrarse con esta tradición y a hacerlo con materiales que fueron el fruto de una tremenda capacitación, de mujeres que buscan rescatar lo propio y darlo a conocer. Nuestra labor es que su trabajo pueda ser reconocido por todos”.
Gentileza:
Julio Díaz Bórquez
Periodista Universidad de Chile
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