El crimen atroz de los tres Carabineros en Cañete ha sacudido la conciencia nacional, generando una respuesta contundente de unidad por parte de los poderes del Estado. La presencia conjunta del Presidente de la República, los líderes del Congreso y el presidente de la Corte Suprema en Los Álamos, demuestra la gravedad de la amenaza terrorista que enfrentamos como sociedad.
Este acto despreciable ha catalizado una acción legislativa urgente. Tanto la Cámara de Diputados como el Senado han decidido suspender sus actividades distritales y regionales para priorizar la discusión de leyes de seguridad en el Congreso. Entre estas iniciativas, destaca el Reglamento de Uso de la Fuerza, actualmente en la Cámara Baja, y que se espera sea abordado con prontitud.
Asimismo, es vital avanzar en la aprobación del proyecto que establece el Ministerio de Orden y Seguridad, una medida que busca reestructurar la gestión policial, separándola del Ministerio del Interior. La modificación de la Ley Antiterrorista también figura entre las prioridades, brindando a las autoridades herramientas adicionales para combatir el crimen organizado.
Es innegable que nuestro país enfrenta una grave amenaza por parte de grupos armados con un poder destructivo considerable. No podemos ignorar la posible vinculación de estos grupos con el narcotráfico y la existencia de guerrillas con motivaciones políticas. El asesinato del sargento primero Carlos Cisternas Navarro y los cabos primeros Sergio Arévalo Lobo y Misael Vidal Cid nos ha conmovido profundamente y nos insta a actuar con determinación.
Es hora de movilizarnos como sociedad y como legisladores para dotar al país de las herramientas legales necesarias para investigar, perseguir y castigar a los responsables de estos crímenes atroces. No podemos permitir que la violencia y el terror se impongan en nuestro país. Es nuestro deber como sociedad y como representantes del pueblo garantizar la seguridad y la justicia para todos los ciudadanos.
El desafío es enorme, pero la unidad y la determinación de enfrentarlo son aún mayores. No podemos permitir que la violencia nos divida o paralice. Es momento de acción, de trabajar juntos por un futuro más seguro y justo para todos los chilenos.
*** SIN COMENTARIOS INGRESADOS***