Me han invitado varias veces a participar en un partido político y, por supuesto, cada vez me he sentido orgulloso de la invitación.
Sin embargo, pasa el tiempo y nunca puedo seguir: Falta de tiempo, trabajo, proyectos personales, actividades familiares y otros varios, impiden mi compromiso partidario.
En cada reunión que he alcanzado a asistir, he sentido bastante cariño por lo que se dice, hace y sueña.
Nunca vi a nadie que fuera a ofrecer dinero, coimas o pegas en torno a esas reuniones.
Siempre vi esfuerzo, dedicación, pasión, estudio y fraternidad.
No recuerdo lujos, sólo unas pocas galletas, café y jugos, y las varias de las veces, costeado por los propios participantes.
Allí, he conocido líderes jóvenes y no tantos, que quizás debieran tener más figuración pública, revolucionarios que quieren cambiarlo todo, gente inteligente que quiere ayudar a que las cosas pasen de mejor manera, lateros de marca mayor y voluntarios para hacer lo que sea, desde pegar propaganda hasta animar eventos solidarios.
Mis tiempos se hacen complicados para estar en reuniones vespertinas, perderme un día festivo por una asamblea, ir a terreno a alguna actividad un fin de semana, asistir a una marcha, coordinar acciones de una causa, etc.
No, con todo lo que me atrae la política, esa parte no la he podido incorporar a mis actividades de manera natural. No he podido hacer carrera, como le llaman, aunque siempre diga “esta vez sí que sí”.
He visto que la política es una pega que se hace con esfuerzo, con tiempos robados a la familia, a los amigos y hasta con dinero gastado del propio bolsillo en actividades varias.
Estos días, y producto de hechos lamentables ocurridos en nuestro país, he visto muchos voluntarios con buenas ideas, bastantes personas que viajan a un lugar y ayudan.
En la política he visto lo mismo, sólo que es una pega del mes, del año, de la vida. No es circunstancial, es el oficio elegido, muchas veces desde trabajos lejanos a la administración pública, sólo por el hecho de compartir ideales con otros.
Es más, estos días también he recibido solicitudes de ayuda para Valparaíso y el norte de muchos voluntarios, pero también de partidos políticos, pero estas invitaciones no salen en televisión.
En este contexto, siempre me llama la atención tanto posteo en redes sociales contra los políticos y muchos a favor de los voluntarios que, por supuesto, también se lo merecen.
He visto a varios amigos ayudar unos días o una semana, por ejemplo, pero también he visto amigos políticos ayudar y preocuparse de problemas sociales desde que los conozco, en teoría y en terreno.
Si bien algunos hicieron una buena acción puntual, a otros los he visto mantener dedicación exclusiva a las problemáticas sociales en estas reuniones a las que siempre, lamentablemente, dejo de asistir.
Quizás esta pseudo-defensa al trabajo político debiera hacerla un político, pero también es bueno que nazca de alguien que justamente no ha tenido el espíritu de sacrificio ni la responsabilidad que trae consigo el militar en un partido político u otra organización política o social, y no sólo ser parte del voluntariado ocasional.
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