De cuando en cuando, aparecen pequeñas interrogantes en los medios de comunicación, a la que todos los políticos corren prestos a responder, que son aprovechadas muy eficientemente como herramienta para bajar la presión del momento cuando hay graves hechos políticos y económicos que se han denunciado y que se encuentran en proceso de “investigación”. Sirven para desviar la atención de los que quieren estar bien informados.
La última interrogante se refiere a la incipiente, pero no menos desinteresada discusión de cómo se ejercerá el sufragio en las próximas elecciones. ¡Tenemos tan buen humor!, que hasta el ejercicio del sufragio en Chile es un chiste; transformando el voto sólo en un juego de palabras para entretenernos.
Hasta hace no mucho, la inscripción en el registro electoral no era tan voluntaria como nos cuentan, porque a muchos chilenos se nos pedía este antecedente como requisito para postular a un trabajo y luego venía la obligación de acudir a las urnas, para no ser premiados con una multa.
Posterior al retorno de la democracia pasaron muchos años de relajo, en que se perdió poco a poco el interés de participar en las elecciones y de nutrir nuevamente el padrón electoral con nuevos inscritos, quedando por varios períodos la elección de nuestros representantes sólo en manos de los electores más antiguos. Ese grupo de chilenos que tenían un profundo sentido patrio, una cultura cívica inquebrantable y que participaban activamente de este proceso que los llenaba de orgullo, pero que con el tiempo comenzaron a desaparecer del padrón electoral por fallecimiento dejando desiertos los libros de inscripción. Y ningún gobierno de turno fue capaz de anticiparse a este hecho y ver esta tendencia como un problema, porque confundieron democracia con libertad.
Para salvar la situación, se optó por la inscripción automática. Con esta brillante medida, los políticos concluían alegremente, que si aumentaba el espectro de inscritos; aumentaban los votos y su confianza fue tan grande que hasta se dieron el gusto de disfrazar el voto, transformándolo en voluntario. O sea, contaron los pollos antes de echar la gallina. ¿Quién los entiende? ¿Ustedes creyeron que el voto iba a ser voluntario después de tener a todos los chilenos inscritos? ¿Tiene lógica la inscripción automática, para después darnos libertad para votar? Esto más que una estrategia, fue un engaño para que los chilenos nos tragáramos el cuento. La puesta en marcha del nuevo sistema no fue más que un ejercicio para ponernos a prueba, nuestros políticos o son expertos en hacerse los lesos o se les fue un detalle fundamental: olvidaron que “el chileno también es experto, pero en practicar el chipe libre”, donde también se sumaron muchos de los antiguos electores, dando como resultado una pésima asistencia a las últimas elecciones presidenciales.
Como estos señores han estado ocupados en otros temas no han tenido tiempo para instalar nuevamente sobre la mesa la discusión sobre la obligatoriedad del voto. Pero ahora, después del segundo y más rotundo fracaso, deberán sentarse a discutir el tema y como en metamorfosear no hay engaño, el voto nuevamente será transformado en obligatorio, que es como ellos oscuramente lo habían planificado.
Como intento es bueno, pero no variarán los resultados, porque en este nuevo escenario, es altamente probable que ganen las abstenciones.
Porque, ¿Saben lo que hace falta?
UNA TREMENDA METAMORFOSIS, PERO ENTRE LOS SEÑORES POLITICOS Y AL PAIS LE HARÍAN UN TREMENDO FAVOR, QUE UNOS CUANTOS DESAPARECIERAN.
No olvidar estas importantes premisas del sufragio a la chilena: Elija la alternativa que más lo represente. Si es Verano, que ojalá su fila avance rápido, de todos modos lleve una buena provisión de agua y colóquese harto bloqueador. Ah¡, y ahora que también tenemos elecciones en Invierno vaya bien abrigado y es probable que no tenga que hacer fila. Y si es vocal de mesa lleve sus palillos, le aseguro que durante la jornada alcanzará a tejer una linda bufanda para su regreso a casa.
Si no se inscribió voluntariamente es porque no quería ir a votar.
Si lo inscribieron automáticamente es porque tampoco quería ir a votar
Si se inscribió voluntariamente, obligatoriamente debió ir a votar
Si se inscribió voluntariamente obligado, obligatoriamente debió ir a votar
Si lo inscribieron automáticamente, su voto voluntario será obligatorio