Después de un buen tiempo, Raúl Donoso nos escribe una columna, ahora, con reflexiones sobre nuestra contingencia política, reflexiones no politiqueras, sino más bien "sesudas", algo profundas e intelectuales que muestran su particular visión de nuestra actualidad.Claro siempre lo ha habido.
Pero esta vez es diferente!!!!!
Claro, siempre lo ha sido
Pero no deja de ser cierto que en esta ocasión hay mucho en juego y que es diferente a las otras.
No se trata solamente de cuestiones económicas, ni de mayor empleabilidad, ni de crecimiento ni de justicia social ni de…
Todo lo que involucre esta votación se podría resumir en dos palabras: “paradigma social”.
Hay dos paradigmas contrapuestos que permean y moldean la estructura, organización y comportamiento de la sociedad; ambos tienen relación con la trascendencia de la vida. Para quién la vida es algo extraño, que desaparece y se va, su norma de comportamiento obedece a la naturaleza humana “natural” como diría C. S. Lewis.
Al fijar el antropocentrismo como razón única y excluyente de nuestro comportamiento, se valida prácticamente toda clase de pensamiento y reflexión, se tiene el predicamento del aquí y el ahora ya que se existe por accidente y pronto ya no se estará, en este contexto, todo lo que significa satisfacer la naturaleza humana está correcto, independientemente de si es intrínsecamente correcta a la luz de quienes piensan distinto. Excluye otros conceptos de la vida por lo que avasalla a las corrientes de pensamiento diferente que lo hacen sentir en una camisa de fuerza. Tal postura tiene pocas normas morales, pues las personas actúan como se entiende que son.
Los principios que se establecen apuntan al bienestar colectivo por sobre el individual y pueden parecer chocantes para quienes piensan diferente. Existen muchas sociedades que adhieren a este paradigma, unas más otras menos pero que están influenciadas por la raigambre cristiana lo que produce una amalgama cómoda para las personas del siglo 21. Si ponemos este paradigma social en un continuo, diríamos que en un extremo están las democracias occidentales tal como las conocemos y, en el otro extremo están los que reniegan de cualquier axioma que parezca provenir de una entidad superior por lo que existe racionalmente un solo camino de organización social y económica. En este extremo del continuo están los movimientos políticos de izquierda.
El otro paradigma, incorporado en occidente al concepto del cristianismo, cree que la humanidad trasciende más allá de la muerte por lo que su visión está alejada del nihilismo y la sensualidad en sí misma. Por estimar que existen valores superiores a lo inmediatamente humano, su código ético tiene un cerco más estrecho y, si bien comparten principios con la visión del pensamiento “del frente”, tienen otros que abarcan incluso “el comportamiento” del pensamiento. Este paradigma puede estar representado por la sociedad fundadora de Estados Unidos y los inicios de los países protestantes.
Excepto los pueblos musulmanes que estarían al otro extremo del continuo, no existen hoy sociedades teocéntricas y lo que queda actualmente de la mística de los países protestantes y de Estados Unidos, se puede reflejar en los países sudamericanos, que si bien tienen sociedades seculares, gran parte de su población se declara creyente en Dios, manejando con dificulta el axioma básico del cristianismo como es la justificación por la fe, pero ejerciendo influencia en conceptos como el valor individual de las personas y el Estado como un ente garante del derecho a la propiedad privada, al libre emprendimiento, a la compensación al esfuerzo, al conocimiento, al talento y al bienestar individual de las personas cuyo sumun termina en un beneficio colectivo, es decir parte desde las personas y llega al colectivo
Estas dos posturas afectan de manera distinta a la humanidad, por cuanto tienen puntos que se contradicen. Algunos de ellos ya planteados y otros son:
. Creencia en la retribución del esfuerzo y el talento individual.
. Importancia del individuo por sobre la masa.
. Derechos particulares a la posesión y administración de bienes.
. Base social en torno a una familia cuyo núcleo parte por una pareja de distinto sexo.
. Libertad de pensamiento, de expresión y de acción en tanto sea beneficioso para sí y para los demás,
. Reconocimiento de antivalores en el ser humano “natural”.
. El amor como principal fuerza motora del bienestar y del actuar frente al amigo y al enemigo. En contraposición con el odio como herramienta de lucha como lo resumió el Che Guevara:
“El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.”
La izquierda que está al extremo del continuo establece al Estado como único empleador y productor de bienes y servicios, eliminando previamente la propiedad y la iniciativa privada o reduciéndola a un extremo mínimo de aporte al PIB.
Así, con los ánimos caldeados de un pueblo en que ya no parecemos hermanos, estamos en una encrucijada en que lo que decidamos pareciera tener un camino a recorrer de varias décadas.
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