Nadie puede dudar, del grave problema que afecta a nuestro país, que es el de la escasez hídrica, producto del cambio climático, donde es uno de los más afectados a nivel mundial, las precipitaciones desde hace al menos una década han ido a la baja, que si bien de alguna forma se revirtió durante el año pasado, no fue suficiente para poder contar con un superávit de agua en los embalses del país, por lo que la crisis sigue, existe y seguirá, de eso no hay duda.
Una de las zonas más afectadas por esta escasez, son las regiones del Bío-Bio y Ñuble, donde a partir del año 2013, y debido a la falta de lluvias, el estado decidió hacer entrega mediante el sistema de camiones aljibes, de agua potable a 30 comunas, hoy ya 45 las comunas que deben recibir y consumir esta agua potable, a través de este sistema, estamos hablando de más de 57 mil familias, que cada dos veces a la semana, recibe 50 litros por persona.
Claramente es una ayuda que las personas de las zonas rurales de las regiones del Bío-Bío y Ñuble deben recibir, porque no se les puede dejar sin el vital elemento, pero ya es hora de buscar o potenciar soluciones definitivas, como lo son los proyectos de Agua Potable Rural o (APR), que son soluciones claramente mejores que seguir entregando agua mediante los camiones aljibes, la inversión es mayor, pero de largo plazo, no una solución momentánea o de “parche”.
El gasto que se ha realizado desde al año 2013, para entrega de agua potable, a través de camiones aljibes fue de 3.500 millones de pesos, y ya en el año 2016, la inversión o gasto, ya era el doble. El promedio de inversión de un sistema de APR, promedia los 1.000 millones de pesos, y donde los beneficiarios en promedio las 700 o 800 familias, donde se cuenta con una solución definitiva, y donde la inversión se justifica plenamente, frente a lo que podríamos señalar de una suerte de despilfarro de dinero, que es necesario, porque se debe ayudar a las familias que no cuentan con un sistema de Agua Potable Rural, pero estos proyectos se deben potenciar sin duda alguna.
Finalmente, la conclusión es que se debe apuntar a soluciones definitivas, al día de hoy no es posible que más de 57 mil familias, no puedan contar de manera diaria con el vital elemento, y que deban depender de un camión aljibe para poder realizar las necesidades propias de un hogar. El desafío es claro, estamos frente a una escasez hídrica, por lo que ya es hora de ser más proactivos que reactivos, ese es el desafío para el futuro.
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