Siguen las alabanzas para Hernán Fuentes Aguayo, el cañetino que logró ser galardonado como el mejor servidor público del país este año 2019. Ahora es una ex compañera de trabajo y colaboradora de nuestro diario, Juana Salazar, quien nos comenta otras facetas de Hernán o “Nancho”, como cariñosamente lo llama.
Nancho, no sabes la alegría que sentí al leer el artículo donde se comentaba que habías sido distinguido a nivel nacional por tu vocación de servicio. Como no, si desde tus inicios se notaba que hacías tu trabajo con verdadera vocación, esa que chorrea por los poros y que se traduce en el cariño y alegría con que lo haces.
Cuando me tocaba calificar desempeño de funcionarios a mi cargo, a algunos de ellos dentro del informe les destacaba la alegría con que lo hacen y a una de ellas le pareció raro este comentario y la respuesta de mi parte fue muy simple: El enfermo es un ser que se siente desvalido, tiene miedo y muchas veces se encuentra solo y que mejor remedio que una amplia sonrisa, un saludo cariñoso o una talla para levantarle el ánimo. Esto es un tercio de su tratamiento.
Te conocí cuando éramos jóvenes, que conste, de esto no hacen tantos años. Para hablar de tí se vienen a mi memoria tantos recuerdos y anécdotas, nos iniciamos en fechas cercanas, en esos tiempos cuando hablar de familia hospitalaria era un orgullo, esa donde andábamos todos juntos, en las buenas o en las malas. Pobres, pero honrados como dirían otros. Éramos reconocidos dentro de la comuna por nuestra activa participación en los carnavales, donde con entusiasmo ocupábamos nuestro tiempo libre en preparar hermosos carros alegóricos que siempre iban a ganador y que eran esperados con mucho entusiasmo por toda la comunidad.
¿Y recuerdas cuando salíamos a terreno? Muchas veces cuando quedábamos en pana nos tocaba empujar la camioneta y volvíamos embarrados hasta el cogote, pero con la alegría de haber cumplido nuestro cometido y donde el cansancio parecía que no nos tocaba.
¿Y la semana hospitalaria? Ahí si que terminábamos muertos, porque además de cumplir con el trabajo, debíamos competir para sacar reina. A esto último nos dedicábamos apasionadamente, hasta amanecíamos preparándonos para ganar. Generalmente la competencia comenzaba con pruebas deportivas donde los de nuestra alianza éramos un desastre y siempre íbamos abajo en los cómputos y nuestros contrincantes pasaban creídos inflando el pecho por nuesto lado con la certeza que iban a ganar. Luego, venían las pruebas artísticas y se empezaba a dar vuelta la tortilla y también comenzaban a cambiar los ánimos donde algunos se agarraban a coscacho limpio y nosotros tratando de calmarlos, diciéndoles que había que saber competir y como no, si es más fácil decirlo cuando se va ganando. Y parece que teníamos dotes de artistas porque terminábamos dándoles paliza y generalmente sacábamos la reina. Algunas veces perdimos la competencia, porque el jurado no era ecuánime y desde lejos se notaba como nos quitaban los puntos, por lo que nos sentíamos ganadores igual.
También esta festividad incluía disfraces, donde todos salíamos a saludar a los funcinarios de los servicios públicos y luego pasábamos un rato a la plaza para entrención del público en general.
¿Y cuando postulamos de reina a la funcionaria de más edad y nuestra representante fue la Sra Emelinda Salgado y salimos en caravana por algunos sectores de la comuna con ella arriba de una camioneta a todo viento como a las siete de la tarde?
¡Tantas anécdotas Nanchito! Pero, por impedimentos laborales dejamos de compartir. Yo, ahora que estoy de Vacaciones Post Laborales Indefinidas, te he visto más que cuando estábamos dentro del mismo establecimiento.
La última anécdota, pero un poco trágica que compartimos, fue cuando acompañamos a nuestro compañero Hugo Hernández a su funeral en Talca en que duramos como dos cuadras durante el sepelio y luego nos perdimos.
Nancho, saco esto en este saludo, porque se puede ser buen funcionario, pero también es necesario participar en otras áreas, por nuestra salud mental, porque cumplimos funciones que nos exponen día a día al dolor y debemos estar fuertes para poder brindar el apoyo que el usuario y su familia necesita.
Nancho, reitero mi alegría por este reconocimiento que muy merecido lo tienes y te estaré esperando para cuando saques tus propias vacaciones y quizas podamos hacer algo juntos.
Un abrazo inmenso de grande y que disfrutes de tu premio.
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