Raúl Donoso nos muestra la grandeza de las cosas sencillas, sorprendido por la vida de una mujer simple, de campo, mapuche; nos envía algunas reflexiones que le nacen cuando la describe, lo que de seguro también hará reflexionar a quienes lean esta columna.
Ella se levanta muy temprano a trabajar. Como toda dueña de casa, en la mañana se dedica a cocinar, lavar, planchar, asear, alimentar sus gallinas, etc.
Su rutina diaria la hace siempre con una sonrisa y un pensamiento positivo, las tardes las dedica a visitar a su familia recoger flores de su jardín, y si no tiene, busca flores silvestres para adornar el interior de su casa. Si usted le pide que participe en alguna actividad, ella vestirá elegante, con su mejor vestimenta, ornada con un semblante luciente.
Aunque igual que usted y yo también se enferma, pero es una mujer todoterreno, no se aproblema en caminar algunos kilómetros ida y vuelta, ah! Y mucho más de lo que nosotros estaríamos dispuesto a hacerlo. También se enoja, pero no es rencorosa.
Otra característica rara en las personas pero que en ella se deja ver siempre, es que, sin ser arrogante, su dignidad natural la protege contra malas intenciones de terceros, comentarios negativos, desaires, chismes, etc. Si usted la visitara, saldría feliz con el hallazgo de encontrar a una persona sabia e inteligente. ¿Quién dijo que el sabio escribe muchos libros, da conferencias, maneja muchos idiomas, es diestro en el conocimiento científico, tecnológico, humanista, etc.? Ella es bilingüe, pero mejor aún, maneja la sabiduría de vivir feliz, y………. sí cree en Dios.
Doña Marcelina es agricultora, sabe hacer mudai con quínoa que ella misma cultiva, no se horroriza si otros no lo saben. No se horroriza tampoco con quién piensa diferente de ella, es sensible a las necesidades del vencedor y del vencido. No le molesta el color de la piel, porque no lo ve. Sabe convivir en más de una cultura a la vez. Es de temperamento tranquilo, no es violenta ni recelosa ni agresiva. No es de grandes recursos, pero sabe que es feliz con lo que tiene. No cree en el revolver o el cuchillo, para ella, chino, negro, blanco son sólo los componentes del arco iris humano. Como ella, hay innumerables peñi y lamuen, que en silencio edifican día a da su vida y su país.
El nombre completo de esta mujer es Marcelina Millanao Neculpí, vive en Pangueco. Es una portadora prístina de los más nobles rasgos de carácter heredados de sus abuelos y de allende los inicios del pueblo Mapuche.
Si se la encuentra por ahí, métale conversa, ella “will make your day”
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