Las primeras noticias que se conocieron sobre el nuevo virus que estaba afectando a la especie humana, era información que se trataba como un dato al pasar, que no despertaba mayor interés periodístico, ya que los casos reportados eran poco significativos y estaban apareciendo en una región de China, que para nosotros es un país tan lejano como remoto.
Todo esto nos hacía abrigar la esperanza que la distancia nos protegería, sumado a los esfuerzos que ese país estaba realizando para lograr su control, donde nadie pensó que se convertiría en una crisis sanitaria desconocida para todas las actuales generaciones, como es una pandemia. Pero sucedió, y este hecho fue posible gracias a la instantaneidad del transporte, que permite al hombre atravesar fronteras de países y continentes en muy poco tiempo, transportando consigo al virus que aprovechó este tremendo trampolín para diseminarse rápidamente en todos los rincones del planeta.
Al poco tiempo el virus fue capaz de ingresar a nuestro continente, a nuestro país y se veía como un hecho casi imposible que llegara a Cañete, pero cual “invitado de piedra” aquí lo tenemos y ya se cree casi de la casa y como hemos sido negligentes con nuestras conductas de autocuidado, hoy nos tiene en cuarentena total.
Por lo que ahora, no nos queda otra que adaptarnos y aprender a vivir con esta medida sanitaria que es la más restrictiva y no nos han dado otra, sólo porque no existe. Los cañetinos no estamos haciendo los esfuerzos necesarios para que levanten la cuarentena que ya se ha prolongado por más de un mes y con muy escasas posibilidades de salir pronto de ella.
Parece que el virus nos puso sordos, mudos, desorganizados y con exceso de confianza.
Sordos: Sólo escuchamos lo que nos conviene y esto hace que no seamos capaces de adoptar las medidas de autocuidado. Por otro lado, algunos dicen “Que estará de Dios”, pero ¡Por favor!, no podemos dejarle sólo a él esta carga, nosotros también podemos echar una manito.
Mudos: A pesar de los meses que llevamos en pandemia, muchas personas usan en forma incorrecta su mascarilla, como si esta les afectara las cuerdas vocales o les imposibilitara la capacidad de hablar, otros tantos reclaman que es incómoda, les da calor o les produce alergia. El mejor remedio para solucionar estos inconvenientes, es bajar la frecuencia de su uso, o sea evitando el callejeo inútil.
Desorganizados: Creo que soy una de las pocas personas, que a pesar de poder sacar permiso temporal, lo ha hecho sólo una vez desde que comenzó la cuarentena. En esa oportunidad no vi a nadie fiscalizando y ¡Horror de horrores! mucha, pero mucha gente circulando en que la mayoría parece que sólo andaban tomando aire. Ya son parte de nuestro pasado los tiempos en que podíamos salir a cada rato y hoy para sobrevivir en cuarentena debemos aprender a organizarnos: ¿Cuándo vamos a salir?, ¿A qué? ( es muy útil que anotemos todo lo que necesitamos para que nuestra salida sea productiva) ¿Qué horario nos conviene?, ¿Cuál va a ser nuestro itinerario? y ¿Qué salidas podemos evitar?
Exceso de confianza: Parece que los aires primaverales nos volvieron locos, más la información que confunde nos hace tener exceso de confianza. Como por ejemplo, los reportes diarios que hablan de baja positividad, pero estos son sólo promedios nacionales que no nos representan y en las tablas que se publican a nivel regional falta un recuadro que consigne las poblaciones totales por comuna y PCR realizados, para que podamos dimensionar como estamos a nivel local.
En este momento, también se observa un cierto optimismo a nivel central que llega a dar miedo escucharlos. Permisos que “no son necesarios”, ya me imagino lo que pasará si ya con permiso habían multitudes en las calles, “leve mejoría” muchos lo confunden con estar de alta, pero no debemos olvidar que el virus aún no está controlado y ya sabe de nuestro relajo y debe andar feliz callejeando y estar guatita al sol disfrutando de las playas.
La cuarentena en Cañete no ha tenido el impacto esperado, porque como siempre seguimos abandonados, sin recibir el apoyo necesario de parte de las autoridades regionales que contribuyan a disminuir el contagio. Esta medida ya está afectando peligrosamente la actividad económica local, especialmente al comercio, que es una de las principales fuentes productivas de la comuna, pero es responsabilidad de cada uno de nosotros elegir qué tan pobres queremos ser, por lo que es urgente que actuemos todos como un sólo equipo, reforzando y extremando las medidas de autocuidado, cumpliendo a cabalidad con la cuarentena, en que cada uno de nosotros puede cumplir el rol de ser su propio fiscalizador.
EVITEMOS QUE CAÑETE SIGA CON SU PARTICULAR CUARENTENA: “SIN CORDONES SANITARIOS, SIN FISCALIZACIÓN Y CON HARTO CALLEJEO”
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