La noticia de la semana es que una jueza de la República, utilizando Firma Electrónica Avanzada (FEA), firmó una orden que puso fin a la prisión preventiva de un presunto sicario que, posteriormente, se dio a la fuga. Tras estallar el escándalo ella se ha declarado públicamente "inocente", según señalan los medios (no sabemos exactamente de qué), provocado dudas sobre si realmente fue la magistrada quien suscribió el oficio que ordenaba la liberación del presunto asesino.
No tengo el gusto de conocer a la jueza Irene Rodríguez, ni tengo razón alguna para dudar de su buena fe. Pero sí conozco el funcionamiento de la tecnología involucrada.
La Firma Electrónica Avanzada fue diseñada, precisamente, para garantizar el principio de NO REPUDIO: es decir, garantizar que quien firma un documento no pueda negar haberlo hecho.
¿Por qué? Porque solo puede utilizarse con un dispositivo que está bajo el control exclusivo de la persona firmante, que contiene un certificado digital único e irrepetible en el mundo, y que requiere, además, una clave o contraseña personal conocida únicamente por el titular. Adicionalmente, en muchos casos existe un mecanismo de seguridad extra: un número aleatorio que se recibe cada vez que se va a firmar un documento, y que es necesario incorporar en el procedimiento de firma.
En este caso, basta con examinar el propio documento —y observar, por ejemplo, la validación visible en la esquina superior izquierda de la imagen adjunta— para comprobar que la firma electrónica es válida. Es decir, que el documento que dispuso la libertad de Osmar Ferrer Ramírez fue efectivamente emitido y firmado por la jueza Irene Rodríguez, conforme a las garantías técnicas y jurídicas que ofrece la FEA.
Otra cuestión distinta son las investigaciones que puedan determinar si ella firmó bajo error, engaño, amenaza o corrupción. Pero esas circunstancias no las revela el documento: este solo nos dice que la jueza Rodríguez “de su puño y letra” dejó sin efecto la prisión preventiva y ordenó la libertad de Osmar Ferrer Ramírez. Y esa parte de la historia está fuera de discusión.
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