Antes de comenzar a escribir esta historia no puedo dejar de aclarar que hace muchos años, cuando nadie hablaba respecto a la ecología, leí un poema escrito por el doctor Juan Grau V, médico, ecologista y escritor y me sentí inspirado en este tema; sin embargo, nadie se sentía aún cercano a él.
Ha pasado el tiempo y todos esos años en que estuvimos sordos al mensaje de este médico que dedicó 50 años de su vida a escribir, dar charlas y alertarnos del problema; simplemente, nos dedicamos a otras cosas y no logramos entenderle solo hasta que ya es prácticamente irreversible el daño que hemos hecho a nuestro planeta.
Sin embargo, ahora queremos resolver el tema de la contaminación, así de golpe, de “un paraguazo” con la más creativa de todas las ideas que ha surgido de la mente empresarial y fuertemente respaldada por nuestros parlamentarios: eliminar las bolsas de plástico del comercio. A mí me parece que hay que legislar más profundamente el tema.
El proyecto de ley pasó “a un tercer trámite constitucional en la Cámara de Diputados, donde deberán pronunciarse de las modificaciones realizadas al texto legal antes de convertirse en ley.
En caso de ser promulgada, la iniciativa entrará en vigencia un año después de su publicación en el Diario Oficial, aunque con las excepciones de microempresas, pequeñas empresas y medianas empresas, donde la vigencia será a los dos años”. (La Tercera 28 de mayo de 2018)
Lo curioso de esta situación es que, según mi visión, esta ley no pretende otra cosa que regular una situación que se viene dando en las cadenas de grandes supermercados desde hace mucho tiempo y lo digo porque en muchas oportunidades he tenido que salir desde el Líder, en Concepción, con un carrito con mercaderías que van directo al maletero del auto o tener que comprar bolsas “ecológicas” que es un nuevo nicho comercial que han comenzado a explotar.
Pilgua
Lo anterior, porque se me olvida (por costumbre) llevar la “pilgua” para depositar los productos. En varias oportunidades he llevado botellas para recibir el aceite; pero, se han reído me mi, porque este viene en sendas “botellas de plástico” ¿? Y no en el tambor de 200 litros que alguna vez conocí y que era sacado con una bomba manual.
Recuerdo que cuando acompañaba a mi abuelo Francisco, a realizar las compras para el mes, la bolsa de azúcar de 20 kilos (que era hecha de papel) nos daba dos posibilidades: guardar este envase para hacer fuego o envolver algún otro producto y el hilo con el que venía cosida iba a dar a un gran ovillo, con el que después mi abuela Hortensia fabricaba unos hermosos paños tejidos a crochet.
Para mí y muchas personas de una época determinada resulta imposible olvidar las torres de tres pisos del llamado papel de envolver (en diferentes medidas), conocido en la actualidad con kraff, del que tironeaban los dependientes para sacar un trozo y envolver un productor determinado. No había problemas con la ecología, todo era degradable.
Sin embargo, los propios comerciantes, partiendo por las grandes cadenas, comenzaron a cambiar la mentalidad de los usuarios y eliminaron el papel para hacer debutar las bolsas plásticas, tipo camisetas y como todo lo que lleva se transforma en moda, los comerciantes minoristas optaron por este mismo sistema. Y nos acostumbramos.
Actualidad
Un comerciante que tiene un pequeño almacén me confesó un día que gastaba 70 mil pesos mensuales, en bolsas plásticas, por lo que esta “nueva moda” le venía de “perillas”: ganaría “70 lucas más y vendería bolsas ecológicas”.
Si la persona que me entregó esta versión perdía la cantidad mencionada; de inmediato se traslada a las grandes cadenas y llegué; sin mucha imaginación a la ganancia extra que tendrán al suprimir esta entrega y el aumento con la venta de “bolsas ecológicas” donde la más barata cuesta $ 3.000 (y que, a la próxima compra, uno, se olvida de llevarla).
Creo, firmemente, en que tenemos la obligación de buscar soluciones frente al problema del deterioro del medio ambiente; sin embargo, esta pérdida de tiempo de nuestros parlamentarios es demasiado ínfima frente a la verdadera problemática que remece el mundo.
Soy la voz de tus ciudades inhumanas,
tú me hiciste gris, hostil, impersonal,
el estruendo y el smog de mis calles
te enloquecen pero debes arrastrarte
en ese hormiguero infernal.
(“Sólo una voz”, Juan Grau)
Sin embargo, es curiosa la vida y el destino de la legislación.
Soy producto de una generación que creció teniendo que llevar el envase, que era de vidrio, para comprar una bebida, una cerveza y que se usaba cientos de veces, para ser reemplazada sólo en caso de que esta se rompiera.
Llamativo es, entonces, indicar que ayer fui a un local a comprar una bebida, llevé mi envase; pero, me volví con el vació ya que solo me ofrecían no retornables; que obviamente eran con envase plástico también llamado por el mundo político como: “envase primario de alimentos” a los cuales esta ley no alcanza, ni a las bolsas de basura.
Verduras
Ni que decir de otros productos que he tenido, obligatoriamente, que comprar: choclos que actualmente vienen desgranados, porotos verdes cortados, ensaladas, arvejas verdes, todas ellas vienen en bolsas plásticas y que no son degradables y que las venden, refrigeradas, en esos mismos locales que no pueden dar bolsas plásticas; pero, son “envases primarios de alimentos”.
Respecto de la aplicación del cuerpo legal, que todavía no se aprueba; pero, ya está en ejecución, hay serias discrepancias o mejor dicho vacíos o incongruencias que determinan que sea prácticamente inaplicable “por ejemplo, plantea que si un establecimiento comercial no cumple la normativa, se debe precisar si la multa es al propietario del establecimiento o a sus dependientes, “pues estos últimos actúan por cuenta de los primeros, sin embargo, es posible que sean las únicas personas que sea factible identificar”. (La Tercera)
Por otra parte, también plantea dudas respecto del monto total de la multa, que es de 5 UTM, pues no se especifica si es por cada bolsa o por la infracción en general.
Finalmente, el tribunal también sugiere aclarar qué ocurrirá con las ordenanzas municipales que hoy operan en varias comunas sobre el tema, cuando entre en vigencia la ley. (La Tercera).
Entre las curiosidades que esta disposición legal deja como huella está, lo que he escuchado a muchas personas que indican que: “antes les entregaba una buena propina a los empaquetadores ya que distribuían los productos en las bolsas que nos entregaban; hoy las deposito en el mismo carro, por lo que ahorraré ese dinero”.
Respecto de las llamadas bolsas biodegradables hay que reiterar que la autoridad ha manifestado en todos los tonos que, ese tipo de bolsas no existen en Chile y que a lo menos no están acreditadas las existentes, "las bolsas plásticas actuales conocidas como 'biodegradables', requieren de procesos de compostaje, en plantas de compostaje municipales o industriales, por lo que sin las condiciones adecuadas, una bolsa plástica 'biodegradable' podría producir los mismos impactos que una bolsa no 'biodegradable' en el medio ambiente" se ha indicado.
En lo particular, recuerdo haber crecido, comprando en el comercio cañetino; sin que estuvieran de por medio las bolsas plásticas, con envases retornables, todos, y que cuando hice mis “estudios básicos de comerciante” en el puesto de fruta que tenía mi tía Uberlinda Flores Arriagada, en el desaparecido Mercado Municipal y posterior Mercado particular, mi primera labor fue la confección de cucuruchos o conos de papel de diario, donde depositábamos la fruta, que tras ser pesada en la balanza, entregábamos a los compradores. Hoy ese elemento es materia de museo.
Mirada
En lo personal entiendo que hay que trabajar par1 erradicar todo lo que es contaminante; pero al igual que hace 50 o más años, el comerciante debe ser responsable de la comunidad con que el cliente debe trasladar los productos hasta el hogar; por lo que la misma normativa, debió cambiar las bolsas plásticas por bolsas de papel kraff u otro material que no afecte el normal desenvolvimiento de la vida natural del planeta.
Finalmente recordar las palbras del doctor Juan Grau V.
Soy la voz de tus mares
que te piden clemencia
y que no cometas más errores
en tu loco cosechar,
deja algo a tus hijos y a tus nietos,
lo van a necesitar.
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