Yo no quiero Santiago destruido, pero sí, por supuesto, quiero un Chile justo, amable, empático.
Y si ese es el costo, claro que habrá que aguantarse un par de incomodidades un rato.
Qué bien que siempre hay valientes que hacen el aguante, mientras muchos sólo nos da para escribir algo en estas redes sociales.
El propio Presidente y sus evaciones, las AFPs y sus jubilaciones, Isapres que sólo te aceptan sano y si tienes excedentes sólo DEBES gastarlos en sus farmacias caras, ENEL y su trucho de los medidores inteligentes, cortes de agua por ahorro en mantencion de empresas con ganancias millonarias, el gas y su señor de la playa, problemas eternos en la salud pública, recortes para cultura y un largo etcétera. Todo eso es lo que se debe revisar ya!
Recordemos solamente el trucho de los medidores inteligentes.
Porque, por supuesto, el pasaje del Metro es sólo un botón de muestra de esta lista de inequidades.
Desen una vuelta por Santiago. No son delincuentes los que veo hoy caceroleando, tocando la bocina en autos con banderas chilenas que apoyan las manifestaciones. Son como ud, como yo. Es Chile, en su gran mayoría la descontenta de un sistema que es poco justo, donde las ganancias de empresas privadas como las de arriba son exponenciales.
Punto aparte ha sido el pésimo manejo político y comunicacional del gobierno ante estas demandas.
Y, por otro lado, igual da un poco de pena no tener una oposición a la altura, donde uno crea que hay un líder que pudiera dar el ancho en días como estos. ¿O será el momento que aparezca?
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