El gerente de Personas y Sustentabilidad de Arauco repasa también los desafíos en torno al comercio internacional, la demanda global y los precios de la celulosa, al tiempo que destaca inversiones en Chile como la planta de OSB en Yungay y el megaproyecto de celulosa en Brasil.
Fuente: https://trade-news.cl
En un tiempo récord de 10 semanas, en la lejana Estonia, la austriaca Andritz fabricó los nuevos equipos mecánicos destinados a la Planta Arauco Línea 3. La carga de 50 toneladas llegó después de tres escalas a Carriel Sur el 8 de agosto y la trajo un gigante, el Antonov AN-124, causando gran expectación entre quienes pudieron ver de cerca a una de las aeronaves más grandes del mundo.
Este operativo no solo refleja la magnitud técnica de esta planta de celulosa, la más grande de Chile, sino también la capacidad de coordinación y respuesta de la industria forestal chilena ante sus desafíos productivos.
Precisamente, los equipos llegaron a tiempo de iniciarse la parada general de planta (PGP) para mantención, que se ha extendido por estas tres últimas semanas.
Según detalló Charles Kimber Wyle, gerente de Personas y Sustentabilidad de Arauco, el Antonov trajo un equipo muy importante (staker) que es un puente para descargar las astillas a las pilas que sufrió un incendio en abril. “Afortunadamente, pudimos seguir operando y esperamos hasta la PGP para poder instalarlo. Además de conseguir el equipo, fabricado en un tiempo muy corto y para aprovechar la parada de planta, lo trajimos en avión”.
¿Una vez operando este nuevo equipo MAPA estará a plena capacidad?
MAPA ha estado a plena producción, es decir, 1 millón 450 mil toneladas de una capacidad total de 2 millones 100 mil toneladas considerando la línea 2 que suman 550.000 toneladas y con eso llegamos a los 2 millones 100, que es la capacidad total de la planta. Ahora estamos haciendo la mantención y después en un par de días vuelve a tomar su ritmo normal.
Hay conflictos internos que enfrenta la compañía en regiones. En el caso del Biobío, uno de los más recientes tiene que ver con el desalojo de un toma de larga data en Curanilahue y el robo de madera. ¿Cuál es su evaluación al respecto?
El robo de madera ha disminuido mucho, pero es algo por lo cual hay que estar siempre vigilante. Y en temas de usurpaciones de terrenos y tomas, lo que se está llevando a cabo en Curanilahue es el cumplimiento de las distintas sentencias judiciales que dicen que las personas que están habitando esos espacios tienen que retirarse y se les da 6 meses de aviso con anticipación para que se retiren.
En el caso de La Colcha de las primeras 9,5 hectáreas se procedió a hacer el desalojo y aquellas familias que están en necesidades habitacionales, porque es su primera vivienda, estamos trabajando con el municipio y el gobierno regional, para encontrar soluciones.
A mediados de agosto usted visitó las plantas que la compañía tiene en Estados Unidos y, si bien esos negocios no deberían verse afectados por los mayores aranceles impuestos por el gobierno del Presidente Trump, ¿golpearían a las exportaciones de Arauco desde Chile y Brasil a ese mercado?
Nosotros exportamos desde Chile una cantidad importante. Unos 600 millones de dólares y un 50% de eso está sujeto a aranceles del 10%, que aplica a las molduras con valor agregado. La madera aserrada y el terciado no pagan arancel. Pero a eso se suma el mercado de la construcción de casas que en Estados Unidos está un poco deprimido por la tasa de interés que es una tasa alta, más de lo que le gusta al consumidor norteamericano y por la situación de incertidumbre generalizada en la economía estadounidense. Por lo tanto, estamos con un problema de demanda. Hay buena oferta y los aranceles están trayendo alguna disrupción, especialmente los aranceles que se empezaron a aplicar a partir del 7 de agosto.
En el caso de Brasil, los aranceles sobre la madera son del 50%, productos que compiten con nosotros y eso va a producir una distorsión. Desde Vietnam y China también están del orden del 30%, desde Europa del 20%. Entonces, hay una ventaja ahí para Chile por solamente tener el 10%.
¿Entonces el golpe no va a ser tan duro para la compañía desde el punto de vista de los resultados financieros del ejercicio 2025?
Pero va a requerir sin duda de algún tipo de reordenamiento logístico comercial, porque vamos a sufrir más competencia de algunos países como Brasil en mercados donde nosotros vendemos y, por lo tanto, vamos a tener que orientarnos hacia otros mercados para no vernos obligados a competir vía precio.
¿Los mayores aranceles a Brasil no van a hacer que se contraiga un poco la oferta desde ese país al mercado estadounidense?
Sí, eso debiese ocurrir de todas maneras. Ahora, lo que sí tenemos en el caso de la madera es que todavía hay una investigación que se está llevando a cabo por Estados Unidos bajo la sección 232, donde Chile está exento de aranceles, pero podrían ponerle a un arancel distinto. Estados Unidos se tiene que manifestar de esa investigación que es donde está el cobre, los minerales críticos, productos farmacéuticos y la madera, antes de fin de noviembre.
¿Y en el caso de la celulosa?
Nosotros vendemos poca celulosa en Estados Unidos y estamos pagando el 10%. Pero vemos que hay una buena demanda en Asia en general. El problema es que hay mucha oferta para ese mercado y eso ha hecho que los precios caigan, tanto en fibra corta como fibra larga y los resultados de la compañía en este segmento, no son los que nos gustaría tener. Estamos con una utilidad muy baja, pero es básicamente producto de menores precios y de mayor competencia en Asia y también una baja en la demanda en Europa por problemas económicos propios de su economía.
¿En cuanto a decisiones de inversión en Chile, hay proyectos en carpeta?
Bueno, estamos haciendo la planta de OSB en Yungay donde esperamos estar operando a mediados del próximo año. Es una inversión de 100 millones de dólares. Seguimos adelante con nuestros procesos ambientales para parques eólicos, tanto en la provincia de Arauco como en Biobío y estamos plantando a un ritmo de unas 40.000 hectáreas al año, lo cual es una cantidad importante, básicamente reforestación, lo que nos da una base sustentable para mantener nuestras operaciones.
Hoy la mayor inversión de Arauco se concentra en Brasil. ¿Como va el avance del proyecto Sucuriú?
La inversión más grande que es la de Brasil, que partió en abril de este año sigue su curso. Vamos con poco más del 10% de avance. Estamos contentos con el progreso que se está haciendo ahí, no solo del punto de vista de la construcción de la fábrica, sino que también todo lo que son las instalaciones, las acomodaciones para los trabajadores que participan en la construcción. Ya estamos con unas 3.000 personas en el sitio y vamos a llegar a un peak de unos 12.000 trabajadores en la etapa de construcción el próximo año y esperamos estar en producción el último trimestre del 2027.
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