Una de las experiencias sorprendentes que viví en el territorio Arauco fue la de conocer el observatorio astronómico Yepun. Gracias a las gestiones del Programa Estratégico Regional (PER) Turismo Arauco de Corfo, pudimos recorrer y recibir una ilustrativa charla sobre el Observatorio, su visión y el cómo se proyecta en su entorno. Yepun toma elementos culturales locales y los proyecta sobre una realidad tan universal como es el espacio y la maravillosa creación de Dios.
Hoy, recién inaugurado reflexiono sobre lo valioso que resulta para una comunidad tener una instancia para levantar el rostro y mirar hacia el cosmos, haciéndolo desde un contexto local, sí una visión local y con raíces fuertes en su entorno. Con recursos se compran e Instalan telescopios pero con compromiso por la zona como el que muestra el Complejo Quelén, se refuerza un relato local, rescatando tradiciones y cosmovisiones que aunque no tenemos por qué adoptarlas, pues con la variedad de orígenes y culturas se enriquece la cultura local y constituyen la riqueza histórica del territorio. En otras palabras no imagino este proyecto en otro punto, pues sus raíces están en este lugar y son raíces fuertes pues responde y potencia su entorno sobre todo en elementos histórico-culturales, que hermoso privilegio tener el observatorio más austral de Chile, tener una visión universal con un enfoque tremendamente local.
De regreso a mi experiencia en Yepun con su espiral y atractivo ascenso, la iluminación y lo didáctico del recorrido, me impresionó el remate final con una íntima sala de observación o contemplación con detalles muy bien pensados y a la vez de gran simpleza donde el espacio no es el protagonista, nada distrae del objetivo final, la maravillosa creación que está siempre allí esperando que levantemos el rostro.
Que atractivo el relato que se construye, me dio la idea de un gran árbol con fuertes raíces y siglos en el tronco que permite desde su copa contemplar la hermosura del cielo.
¿Cómo replicar esto en otros proyectos en la zona? Creo que tomando y reconociendo las características de nuestro entorno, una vez identificadas buscar como resaltarlas, potenciarlas y descubrir que podemos aportar al relato del entorno. Intervenirlo de manera que el entorno sumado al proyecto produzca algo nuevo, pero absolutamente propio del lugar.
Otro ejemplo es el que se observa no muy lejos de ahí en el Parque Reussland, donde se optó por evitar las clásicas cabañas y generar nidales cómodamente equipados para habitar entre los árboles. Y no es lo mismo estar y dormir entre árboles que ocupar una cabaña, ¿Dónde cree que están más fuertes la raíces con el entorno?
Ahí radica el desafío de seleccionar lo mejor de nuestro entorno, intervenirlo respetuosamente para resaltarlo y así contribuir al relato colectivo del territorio y al patrimonio cultural que constituyen parte de las Raíces Fuertes de nuestra Identidad Cultural.
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