Han pasado algunos días desde que se publicaron los puntajes de la PSU, y los resultados fueron los mismos de siempre, los colegios particulares se quedaron con los mejores puntajes y uno que otro Liceo de los llamados "emblemáticos", mientras que los establecimientos públicos a penas alcanzaron un puntaje promedio de 479 puntos.
Lo cierto es que la diferencia de realidades es abismante, un puntaje promedio en Vitacura (la comuna más rica de Chile) es de 750 puntos, en regiones -si porque Santiago no es Chile- los puntaje rodean los 550 hasta 600, y lo lamentable es que por más que se intenten mecanismos para reducir esa brecha no tienen efecto, esto por una razón muy sencilla y que todos conocen, pero que políticamente constituye una derrota aceptarlo:
La desigualdad, esa de la que tanto le gusta hablar al oficialismo comienza en el educación preescolar y básica, no en la Universidad; es en el primer escalón educacional donde los estudiantes forman su base académica, dan sus primeros pasos en la lectura, en comprensión lectora, se acercan a las matemáticas y a la naturaleza, aquí emerge la desigualdad.
Uno de los factores que influyen en los bajos puntajes es la falta de apoyo y conocimientos de los padres en materia vocacional y de educación superior, que podría suplirse por un rol más activo de los colegios. Por otra parte, la carencia de instrumentos de los colegios municipales versus los establecimientos privados para enfrentar y encausar las políticas educativas que apunten a la PSU, pero principalmente al hecho de enseñar a sus estudiantes que significa la educación superior, para que de una vez por todas se logre eliminar la concepción clasista de que los universitarios son mejores que los técnicos. Hay colegios particulares que desde los primeros cursos de la educación básica inculcan a sus pupilos la importancia de la prueba de selección, que uno podrá estar o no de acuerdo con su efectividad como instrumento para medir la capacidad académica pero que al fin y al cabo es lo que existe y no se percibe una voluntad política para cambiarla debido a todos los negocios que la rodean.
¿Y que hace el gobierno para disminuir la desigualdad en educación secundaria? intenta destruir los establecimientos "particular-subencionados" que paradójicamente son los que muestran los mejores avances, hasta cuándo se seguirá con la idea de que para avanzar hay que derribar al que mejor le va, afirman: "quitemosle los patines al que los tiene para que así nadie tenga y sean todos iguales" eso es una estupidez, lo que debemos hacer es trabajar todo lo posible para que todos los tengan, emparejar la cancha, una igualdad, pero de oportunidades, y por favor recuerden que Chile tiene otras 14 regiones más, ya basta que siempre nos centremos en Santiago.
Hay jóvenes que no tienen la chance de optar a la Universidad o a la educación técnico superior, y no porque no tengan las aptitudes sino porque son parte de la maldita "clase media" si de esa que queda fuera de la ineficiente "gratudad", jóvenes talentosos que no tienen los medios suficientes para salir de sus comunas para llegar a la capital regional -si es que hay alguna institución de educación superior- debemos centrarnos en la educación primaria, pero claro eso no vende portadas en los diarios.
El hecho que la ministra de educación diga en la prensa que se va a eliminar el CAE sin dice nada sobre cual va a hacer la plataforma que lo va a reemplazar es una irresponsabilidad política y social brutal, mesura y lógica en lo que se dice, de lo contrario generan una incertidumbre y encantan al "pueblo" con mentiras como la "gratuidad Universal" que sabían que era imposible de lograr pero aún así lo anunciaban con bombos y platillos.
En definitiva centrémonos en nuestros jóvenes, que son son el futuro de Chile, en apoyarlos en los hogares y respaldar ese apoyo en el liceo, a veces es tan fácil como decir "tú puedes" o "confío en tí" y aquí son fundamentales los profesores, guíen a sus pupilos, denle una palmada de felicitaciones; que los padres dejen estudiar a sus hijos los que los motiva, eso que los hace vibrar, realizar lo que aman, que piensen en ello y no tan solo en el dinero, porque como dijo alguien por ahí: " que no nos sorprenda el Chile que le dejamos a nuestros hijos, con los bolsillos llenos de dinero pero con las almas vacías".
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