Ya ha pasado varios días las elecciones presidenciales, parlamentarias y de CORE'S, por lo que podemos analizar tranquilamente los múltiples efectos de esta histórica elección; histórica por varios motivos, pero principalmente por el notable recambio en el congreso, 90 diputados nuevos, 90 caras nuevas, que dejaron fuera a viejos estandartes como Andrés Zaldívar, Camilo Escalona, Ignacio Walker, Fulvio Rossi y Osvaldo Andrade, entre otros.
Esperemos que los nuevos vengan con la proactividad y convicción necesaria para hacer los cambios que Chile requiere, que tengan la mentalidad de trabajar, por amor al servicio público y que cumplan con sus consignas más populares, como la de bajarse el sueldo, porque es una vergüenza que su sueldo sea más de 40 veces que el sueldo mínimo legal.
Las presidenciales fueron una sorpresa, Beatriz Sánchez llegando al 20%, todo un récord para una coalición nueva, que obedece al cansancio de la gente con los políticos de siempre; el expresidente Piñera solo logrando un 36%, cifra muy por debajo de lo que adelantaban las encuestas; José Antonio Kast marcando 7.9% de las preferencias, que lo dejó en el cuarto lugar, puesto que marcaría la proyección para las próximas elecciones; y de aquí en adelante no hay nada nuevo, Goic con un 5,8%, la gran perdedora de estas elecciones junto a la DC; MEO con su eterna candidatura obteniendo un 5,7% y Artés con Navarro que no alcanzaron a completar la unidad porcentual.
Pero vamos por parte, lo del expresidente es un balde de agua fría para una parte de la derecha que vitoreaba el triunfo en primera vuelta, un golpe de humildad frente a tanta soberbia, que los llevó incluso a hacer un video durante los últimos días de campaña contra de Kast - aterrados ante la eventualidad de que este les quitara más votos- una decisión egoísta y sin sentido, porque si querían "pegarle" a alguien tuvo que haber sido a sus contendientes de izquierda no a su futuro aliado.
Pese a todo, vimos que Kast al igual que Ossandón dieron su apoyo a la candidatura del abanderado de "Chile Vamos", el tiempo dirá si tal apoyo resulta electoralmente útil. Pero sin lugar a dudas la segunda vuelta obliga que Sebastián Piñera ejerza un liderazgo unificador, capaz de convocar a ese centro que lleva bastante tiempo huérfano, sin duda una tarea compleja.
Guiller, por otro lado, Guillier tiene una labor titánica, congregar a la parte más radicalizada de la izquierda y negociar con el "Frente Amplio" para que entre ambos logren derrotar al piñerismo, lo que tiene aristas interesantes, por un lado veremos cuánto está dispuesto a ceder el oficialismo de sus ejes programáticos, cuán dispuesto está a transar con una coalición política que no le gusta mucho su propuesta para llegar a La Moneda y por otro lado veremos si el Frente Amplio será capaz de tomar una posición real y apoyar al candidato que busca la continuidad de la presidenta Bachelet, claro porque es más fácil criticar desde afuera, cuando se es oposición, pero ahora con los 20 diputados y un Senador, será entretenido ver si son capaces de tomar postura o si por el contrario harán la jugada de Jackson en la reforma educacional, cuando gran parte de su partido Revolución Democrática, fueron artífices de la llamada “reforma educacional”, pero antes de que se aprobara, en una jugada maestra se salen todos de las comisiones para criticarla desde fuera con fervor.
Por otra parte, ya pudimos ver como la DC entregó su apoyo a la candidatura de Guillier sin condiciones, vimos como el Senador hizo un giño a algunas propuestas del Frente Amplio, como la condonación del CAE -que en palabras de la ministra Delpiano condonar el CAE equivale a 13 veces lo el costo de la gratuidad del 2016, suma cercana a los 8.300 millones de dólares, 3,26 puntos del PIB, es decir, casi nada de plata- pero la carrera está para cualquiera, el 17 de diciembre veremos que visión de país primará.
Respecto a las elecciones parlamentarias, el nuevo sistema electoral “proporcional” dejó bastantes dudas, ganadores y perdedores, ganó el “Frente Amplio”, que alcanzó 20 diputados y un Senador, ganó “Chile Vamos” que llegó a 73 diputados (24 más que el 2013) y dejó como perdedor al oficialismo que dejó ir a 11 honorables; las dudas estuvieron con el fenómeno del “arrastre” donde hubo candidatos que salieron electos con el 1% de las preferencias, lo que resulta una burla a la democracia, un vicio que se eliminaría con este nuevo sistema electoral, pero vemos una vez más como las consignas se quedan en eso, solo en ideas.
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