Está pasando lo impensable solo hace un par de años atrás, la sociedad se ha vuelto más tolerante en algunos casos y estricta en otros, por un lado ya es natural hablar de matrimonios del mismo sexo y por otro, se ha vuelto inaceptable el financiamiento de la política como siempre se había hecho. Esto y otros temas son los que trata Alejandro Sáez I. en su columna.
El magnate norteamericano Donald Trump, precandidato presidencial, conocido más por sus programas televisivos que por su gran fortuna, enfrenta una debacle en su imagen (y quizá en sus finanzas), luego que decenas de empresas en su país cierren sus vínculos comerciales con él, luego de sus declaraciones criticando a los inmigrantes mexicanos, a quienes calificó de no ser los mejores habitantes de ese país latino.
El actor chileno Cristian de la Fuente tuvo el acierto de estar entre los primeros en reaccionar, renunciando a conducir el certamen Miss USA, que organiza Trump. Y luego se sucedieron muchas otras grandes empresas.
Impensable solo 30 años atrás. Y este fenómeno no se debe a las redes sociales.
Contrariamente a lo que muchos sostienen, el cambio que la sociedad experimenta hoy, es fruto de otras revoluciones.
Por ejemplo a la revolución de la movilidad, ese fenómeno que hace todo más rápido. No solo la fluidez de las noticias, sino por ejemplo la permanencia de un ejecutivo en su trabajo, o de una empresa liderando un mercado. Hace poco quebró Kodak, el gigante mundial que por años dominó el mercado de las fotografías. Su lugar lo tomó Instagram, pequeña empresa de no más de 30 empleados, que lo superó en la Bolsa.
La segunda revolución está en los valores de la sociedad. El mismo EEUU aprobó recién la Ley de Divorcio. En los países orientales se está verificando el aumento de las tasas de divorcio entre matrimonios de mas de 25 años unidos. Esto, como consecuencia de las decisiones de las mujeres, que hoy se atreven a adoptar estas decisiones. La comunidad europea debe aceptar el ingreso de inmigrantes que antes eran rechazados. Una sociedad más tolerante.
Dos revoluciones congruentes: una sociedad más dinámica y más tolerante.
Estas revoluciones han encontrado en las redes sociales el medio de canalizarse. No son entonces las redes sociales las que provocan el cambio. Ellas solo actúan como el vehículo del cambio social.
Y quienes primero pagan el precio de este cambio son los poderosos. No es que ellos hayan sido reemplazados. No. Es que hoy tienen menos poder, y un poder más inestable, que lo pueden perder con extrema facilidad y por causas que 30 años atrás no hubiesen tenido la menor importancia.
Así cayó un Ministro del Interior, un presidente de una gran empresa minera, un hijo de una presidenta de la República, un parlamentario (o varios)… Entendamos por “cayó” el perder sus cuotas de poder. Por cierto, especialmente los parlamentarios, aun mantienen sus cargos, pero, varios de ellos, ya han resuelto (y algunos lo han comunicado), no volver a postularse a sus cargos.
Este es el gran cambio del Siglo XXI. Los poderosos ya no lo son tanto, y parte de su poder reside, principalmente en la capacidad organizativa (espontánea o programada) de la sociedad. No es esta una cuestión que de inmediato deba alegrarnos. Podemos celebrar lo que ocurre hoy al millonario Donald Trump, o a más de algún político local. Pero esta realidad, la reconocieron los grupos radicales, en todo el mundo, mucho antes que nosotros.
Porque, por ejemplo, hace mucho que las guerras no las ganan necesariamente, los más poderosos. Cada vez, una mayor proporción de los conflictos bélicos son ganados por los “chicos”. En EEUU, el 11/09/01 un pequeño grupo terrorista, con un gasto de menos de US$ 1 milllón, y unas pocas decenas de personas, ocasionó 2,000 muertes y una reacción que costó varios trillones de dólares., incluida una guerra y un cambió de las políticas mundiales de seguridad.
En Chile, un grupo que no suma al 1% de las comunidades mapuches de la VIII y IX región paraliza y aterroriza a esas zonas del país. Los últimos tres gobiernos chilenos (centro izquierda y derecha), han sido casi derribados en las encuestas por los estudiantes (que por cierto, no califico de terroristas, pero aludo a su bajo número, en proporción al efecto que causan)… Y ejemplos de esto, pueden sumarse por muchas líneas más.
El poder se hace más inestable, y menos “poderoso”. Si en el gobierno pasado, un diputado de derecha podía darse el lujo de instalar en el gobierno a mas de 100 personas de su confianza, eso sin duda alguna, no volverá a ocurrir, aun cuando ese parlamentario vuelva a ser parte del gobierno. Probablemente entonces, estará demasiado preocupado de mantener su propio escaño. Y si un gerente podía antes levantar el teléfono para mover, en pocos minutos a un diputado… eso hoy ya, es casi imposible. Ya nadie tiene tanto poder, porque la sociedad ha cambiado y disponemos de esta carretera formidable que son las redes sociales.
Para concluir diciendo “enhorabuena” solo es de esperar, que este cambio sea utilizado positivamente, y no se apoderen de el pequeños grupos radicales, que lo utilicen exclusivamente para sus particulares propósitos…
*** SIN COMENTARIOS INGRESADOS***