Algo no anda bien en el Hospital de Cañete, al parecer la doctora que se hizo viral por despotricar en su contra, tenía razón; ahora se suma al desapego del establecinmiento, los médicos más antiguos, como el caso de NELSON VERGARA RUBILAR, quien dejará el Hospital donde fue fundamental para que este se hiciera realidad. Acá su trayectoria, historia del Hospital y lo que opina hoy de la Administración actual.
ADIOS MI DOCTOR: INICIOS, TRAYECTORIA Y NUEVO HOSPITAL PARA CAÑETE
Hacia principios de los 90, a instancias de diferentes instituciones nacionales como internacionales, arribaban diferentes equipos de jóvenes profesionales y estudiantes universitarios al Wallmapu con nuevos aires democráticos a realizar diferentes trabajos estacionarios o asociados a programas de cooperación. Dentro de esas muchas estaba la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción, y entre esos tantos muchachos y muchachas desinteresados y desinteresadas llegaba un joven estudiante de tercer año de medicina que pasando por Cañete y Contulmo, realizó diferentes actividades como voluntario en Tirúa durante varias temporadas: primero sólo y luego con su esposa (incluso embarazada de su primera hija) para apoyar al solitario médico general de Tirúa Dr. Jaime Ulloa García, conocido oftalmólogo fallecido hace poco más de un año en Santiago y sepultado en su ciudad natal, Curanilahue, donde este ya crecido colega asistió a despedirlo.
Tras egresar de su carrera, este joven facultativo trabajó un año en la ciudad de Los Lagos cerca de Valdivia sólo para trasladarse en 1999 a la ciudad de Cañete, donde más tarde se convertiría tal vez en el mejor director que haya tenido el Hospital Ricardo Figueroa González de Cañete. El Dr. Nelson Vergara Rubilar logró no sólo sacar adelante una de las mejores gestiones de ese antiguo recinto, compitiendo con el Dr. Roy Sothers en este sentido y en opinión de los que conocieron de ambos, sino que logró superar con creces a cualquiera otro director al organizar el primer equipo directivo y técnico que trabajó para la obtención de un nuevo hospital para Cañete. Para ello se desplegó físicamente por todo el polo sur de Arauco y se le podía encontrar en zonas rurales de Cañete hoy en la mañana, reunido con juntas de vecinos en la tarde, en Los Álamos mañana, en Tirúa pasado y sin saber de fines de semana hasta en el cerro de Contulmo.
En todos lados recogiendo el sentir de la gente, muy especialmente de las autoridades mapuche, de las machi, participando en Ngillatunes, palines, trasladando pacientes a machitunes y tomando parte de las ceremonias junto a su familia si se lo pedían. A el le debemos la consigna “Hospital Intercultural para Cañete” pues fusionaba dos anhelos sentidos: un nuevo hospital con especialidades y un recinto que pudiera trabajar en complementación con la medicina mapuche lavkenche. Su compromiso personal y el de su familia los llevó finamente a radicarse definitivamente en Elicura, y luego de 4 años y medio siendo director del hospital, regresó como especialista en traumatología para asumir la subdirección médica del hospital hasta mediados del 2010. Su firma quedó estampada en el inicio de las obras de construcción del nuevo Hospital Intercultural de Cañete, proyecto por el cual había entregado una década de su vida.
ENTREVISTA AL ÚLTIMO BASTIÓN QUE LOGRÓ DAR UN NUEVO HOSPITAL A CAÑETE
LN: Doctor Nelson Vergara, ¿Qué siente usted al comparar la realidad del hospital al que llegó a trabajar y el que usted le dedicó 10 años de trabajo?
NVR: Yo asumí como director en septiembre del año 2000, teníamos 190 funcionarios y poco más de 3.000 m2 de superficie hospitalaria, con una mortalidad infantil impresentable y una deuda hospitalaria cercana a 100 millones de pesos, que en ese entonces era mucho. En dos años y medio no teníamos deuda, la producción del hospital la habíamos aumentado a tal grado que era casi idéntica a la de Curanilahue y sin especialistas, lo que era muy raro. Montamos un sistema de turnos donde el médico general residente nunca quedaba sólo en la comuna y si había una urgencia obstétrica se llamaba al médico más antiguo que quedaba “al aguaite”, fue la única forma de evitar muertes maternas y perinatales. Era otra época, nosotros mismos colocábamos la anestesia y la enfermera de turno vigilaba a la embarazada mientras operábamos. Después sumamos una sala de partos en agua que llegó a ser visitada desde el extranjero, porque a pesar de lo que se pudiera pensar no superábamos el 20% de partos por cesáreas, los demás eran normales. Hacíamos harto y teníamos muy pocos recursos, pero nos conocíamos todos, los funcionarios podían encontrarse con los directivos y hablarles con libertad incluso en los pasillos. Tengo muy gratos recuerdos de esa época.
Hoy veo con orgullo lo que arquitectónicamente logramos, la calidad de los espacios y el aumento a 13.500 m2, a más de 800 funcionarios y casi mil contando a reemplazantes, con pabellones que son envidia de muchas clínicas; tenemos todo para ser el hospital más importante de la provincia.
LN: ¿Más que el de Curanilahue? Perdón si entendí mal
NVR: Si, más que el de Curanilahue, porque potencialmente podemos hacer lo mismo, pero con el agregado que estamos en zona mapuche y la interculturalidad en salud es la llave para la convivencia pacífica en la provincia, en la región y tal vez en el país. Yo hago dos cosas que me apasionan en medicina: traumatología y salud intercultural, y ninguna de ellas parece hoy interesarles a las autoridades, al menos desarrollarlo en Cañete.
LN: ¿Dónde están las trabas entonces? ¿Por qué el Cañetino se queja tanto del hospital?
NVR: Primero porque se generaron expectativas más allá de lo real: que los pacientes no viajarían más a Concepción, que habría de todas especialidades, que se operaría igual o más que en Curanilahue, en fin todo lo que un candidato a cargo de elección popular quisiera entraba en una especie de bolsillo de payaso… no era real.
En segundo lugar, porque los cargos públicos que generó el nuevo recinto hospitalario, piensa que justo antes de cambiarnos de casa en 2012 eran cerca de 350, aumentó a más del doble y fue muy tentador para los diferentes gobiernos de cualquier color político contratar a gente de su preferencia sin necesariamente pensar mucho en las consecuencias a futuro. Y justamente en tercer lugar está lo más delicado, no se cumplió con la promesa de contratar a personal de salud de origen mapuche. Se suponía que a igualdad de condiciones se preferiría a gente de la zona y sobre todo mapuche, con lo cual se daba la señal clara de que el hospital miraba la interculturalidad como un valor, como un elemento positivo y distintivo, no como una dificultad o un problema. Hoy tenemos un desmantelamiento paulatino y sostenido de la poca interculturalidad que logramos la década pasada, hemos retrocedido al año 2000 con la excusa de la pandemia. Funcionarios mapuche sienten la discriminación dentro del recinto, la incomprensión de sus procesos culturales intrafamiliares y la falta de apoyo. Lo más grave es que el recinto se llama “Hospital Intercultural Kallvu Llanka de Cañete” en clara alusión al pueblo mapuche, al Lonko Rafael Calbullanca que se la jugó por el entendimiento entre ambos mundos y hoy ni siquiera le reconocen institucionalmente el papel trascendental que cumplió en este sentido.
Por último, piensa que cuando se empezó a construir el hospital de Cañete la información epidemiológica tenía un desfase de 10 años, por lo que yo planteé que al 2022 debíamos ya tener una propuesta de normalización: o ampliando el hospital, o trasladando buena parte o casi toda la atención primaria fuera del recinto a un CESFAM Urbano… pero la inercia pudo más y los antiguos del hospital no tenemos voz ni voto.
LN: ¿Por eso deja el hospital de Cañete? ¿Después de 25 años?
NVR: Que no se entienda mal, no porque no se haga lo que a mí me parece, sin porque no se ha cumplido con lo que se prometió a los cuatro vientos y no se visualiza ningún cambio a corto, mediano ni largo plazo.
No puedo desarrollar mi especialidad, que es quirúrgica, sin pabellón y sin perspectivas de ampliación de cartera de servicios en columna, que es lo que hago dentro de la traumatología. No puedo desarrollar interculturalidad en salud en un recinto donde no les interesa, preferiría que le saquen el nombre al hospital, que le pongan otro para no seguir haciendo el ridículo y no seguir faltando el respeto al Lonko Rafael Calbullanca, quién falleció en accidente de tránsito justamente trabajando para la realización del primer Ngillatun en terrenos del recinto que eran destinados para eso y que hoy pretenden transgredir.
No puedo trabajar con jefaturas que no entienden que significa atender interculturalmente, que miran permanentemente el reloj, los rendimientos y el computador, que cuestionan mis indicaciones médicas sin ser médicos o no siendo especialistas, o que trasladan los problemas de SOME a la puerta del box del traumatólogo sin dar una solución al usuario.
Ha sido una decisión difícil, muy bien pensada de mi parte, consultada con mi esposa y mis hijos, conversada con el Machi de mi territorio. Recuerdo muy sentidamente al fallecido Lonko Luis Quilapi cuando me hacía pensar acerca de mi destino como médico “Piense ¿dónde sirve más al pueblo mapuche peñi? y ahí encontrará la respuesta”.
Por ahora está en el Hospital de Curanilahue, donde he sido bien recibido desde que trabajo en urgencia hace ya 13 años, con una oferta clara de policlínico, procedimientos y pabellón en jornada completa, y por la actual dirección del hospital que ha entendido que la población mapuche va a seguir siendo derivada hacia ese centro y que cada vez es más necesario desarrollar la interculturalidad en la atención de salud. De hecho ya soy parte del equipo de salud intercultural del Hospital Rafael Avaria con escasas 11 horas, bueno… ahora serán 22 horas.
LN: ¿Y dónde tendrá que ir la gente a verlo, a Curanilahue?
NVR: Si claro, el policlínico de columna se instala en Curanilahue, para toda la provincia, pero ahora con mayor resolutividad y esperamos para 2024 ampliar la cartera a radiofrecuencia lumbar por ejemplo y vertebroplastías para algunas fracturas de columna.
LN: ¿Y en lo privado? ¿Se lleva la consulta a Cuanilahue también?
NVR: No, sigo atendiendo en Consulta DRS junto a la Plaza Caupolicán, que quedó hermosa de paso, y en Clínica Lawen Trawün que es nuestro proyecto familiar en el Valle de Elicura, donde atendemos en complementación con medicina mapuche, ancestrología, registros akashikos, masajes de diferentes tipos, mesoterapia.