El Metro es el transporte capitalino por excelencia, hogar de la gentileza y amabilidad santiaguina, nos muestra esa tranquilidad y afecto que hay con el prójimo, esas ganas de sociabilizar desde la vereda del respeto.
Pero no tan solo se perciben estas características tan humanas sino que además es un lugar donde se manifiesta el estrés de la población, zona geográfica del descargo, del desahogo de las malas energías y del descontento acumulado durante el día y esa sensación de cansancio plasmado en las mañanas, hechos que lo llevan a ser la industria por excelencia de los "típicos personajes del transporte popular", aquellos avatares de nuestra nueva y tecnológica sociedad, partiendo de la base que si no estás con audífonos durante el viaje eres un "dios o una bestia".
Así es posible individualizar a estos personajes; partamos por el "lector empedernido" aquel hombre o mujer que tiene la necesidad de leer cuando el metro va a su máxima capacidad y para eso marca su territorio, claro que hay que distinguir entre el que lee literatura o el diario y el joven estudiante que esperanzadamente estudia contenidos o repasa por última vez antes de su prueba.
Luego nos encontramos con el "Gameboy", este es un individuo que ocupa toda su concentración en un juego, ya sea del celular, de la Tablet o los más Pro en la PSP vita o en el DS, todo acompañado por movimientos bastantes “sutiles”.
De igual manera encontramos al "sorderis aguditis", esa persona que en el día día no presenta ninguna anormalidad pero que por alguna extraña razón al entrar al tren pierde toda sensibilidad auditiva al hablar por celular - al informarnos a todos con quien está hablando y sobre que- personas que suelen ser de un rango etario más avanzado aunque hay excepciones.
Seguidamente en un contexto de un día hábil, 8 de la mañana estación común Santa Ana, es lugar de otra especie de sujetos, muy semejantes pero a la vez muy distintos; para comenzar hablemos del más popular el "xorizo" este espécimen generalmente masculino - que pareciera tener algún caso extremo de intolerancia a ser tocado o pasado a llevar porque cuando lo hacen, que es algo "normal" en el metro, le sale el Gokù que lleva dentro y devuelve el empujón para dar inicio al ya común enfrentamiento verbal sin golpes.
En la misma línea se encuentra "el mimo" aquel personaje que usa las señas para manifestar su malestar por la situación imperante y también se expresa gesticulando o modificando su rostro como si estuvieran haciendo una de sus "necesidades"; seguidamente encontramos al “Rugbista" ese que esperanzado espera el metro detrás de la línea amarilla, pero que al llegar el tren, este viene copado, es ahí donde actúa este individuo usando generalmente dos técnicas : 1) la frontal con giro: entra empujando a la masa con toda su fuerza hasta lograr un espacio para luego girar 180° o simplemente emplea 2) el "guardia en concierto´: consiste en entrar de espalda, empujando hacia atrás hasta conseguir el anhelado espacio.
Tenemos además al o la “moralista” que tan sutilmente te informa, te pide que te levantes de tu asiento para que se siente un adulto mayor o una embarazada, hay casos en que la moralista lo pide para uso propio en eso caso lo pide de forma aún más amable.
El “dormilón"; otro individuo que transita en este hábitat, es inofensivo siempre que no se le moleste durante su amado sueño; luego encontramos al "cantautor" ese que con la música a todo volumen nos deleita con su maravilloso timbre de voz pero que además es tan talentoso y visionario que tiene la convicción que cambiándole la letra a la canción conseguirá mejorarla para su público.
Para terminar, solo quiero decir que mientras escribía estos párrafos fui golpeado por un rugbista, atacado por un mimo, delimitado por un lector, bendecido con la música de un cantautor e increpado por un xorizo y menos mal no conocí la furia del dormilón.
Para aquellos que no tienen el placer diario de usar este medio de transporte no se preocupen por no tener la posibilidad de ver a los sujetos descritos, ya que expertos señalan que habitan en todo el país.