Rolando Matus, nos entrega una recopilación histórica acerca de Arturo Prat y el 21 de mayo, la que incluye una simpática y desconocida historia entre Arturo Prat y la provincia de Arauco.
“Cuando un 10 de Diciembre del año 1857 don Manuel Montt, presidente de chile, ponía su firma a la creación de la Escuela Naval dejando establecido que habría solamente 26 cadetes, dos por cada una de las provincias de Chile en aquella época.
A mediados del año siguiente, no se completaron las becas: una provincia, la de Arauco no tenía quien la representara.
El joven Arturo Prat Chacón que deseaba ingresar a la Escuela, guiado por la mano misteriosa de su futuro destino, optó por ocupar la plaza vacante de Arauco.
Su nombramiento de cadete de la Escuela Naval así lo testifica: “Santiago, Agosto 12 de 1858.En vista de los documentos presentados y compromiso contraído por don Arturo Prat Chacón, vengo en nombrar cadete de la Escuela naval por la provincia de Arauco, con arreglo a los decretos de 29 y 30 de diciembre de 1857 y sujeto a las pruebas requeridas por el reglamento de aquel establecimiento. Tómese razón y comuníquese – Montt- Manuel García.
Tenía Prat a la sazón 9 años de edad.
Y quien hubiera creído, cuando piso los umbrales de la Escuela y vistió el uniforme de los cadetes navales y colgó al cinto la espada de reglamento, que aquel muchacho de pelo cobrizo, de poca apariencia física, de carácter tímido y retraído iría a ser la encarnación del heroísmo, la más alta representación de la marina de Chile. (Parte del artículo escrito por Iñigo García y publicado en diario El Sur en la década del 30)
El tambor Gaspar Cabrales
Cuando se declaró la guerra del Pacifico, nuestra Armada necesitaba gente para tripular sus barcos; fue numeroso el personal que acudió a su llamado y entre estos, bastantes muchachos entre 12 y 15 años de edad que se embarcaron a bordo de nuestros buques con la plaza de grumetes.
Entre la muchedumbre de “palomillas” había un muchacho de 13 años llamado Gaspar Cabrales, que desempeñaba las funciones de tambor y corneta de la “Esmeralda”.
Su actuación en el combate de Iquique fue la de un valiente.
En todo momento estuvo al lado del capitán Prat para tocar lo que este ordenase ; desde la “llamada” para formar la tripulación a la vista de los cruceros enemigos, hasta el toque de “Atención”, después del cual Prat lanzo su arenga inmortal, siempre estuvo al lado de su comandante para cumplir lo que ordenase; y sacando de su instrumento las notas melodiosas y estimulantes que incitaban al personal de nuestra nave a mantener latente en sus corazones las palabras de su ilustre capitán “ Nunca ha sido arriada la bandera ante nuestro enemigo, espero que esta no sea la ocasión de hacerlo”.
Por uno de esos arcanos del destino y como un ejemplo de lealtad llevado hasta el sacrificio, el murió al mismo tiempo que su comandante , pues mientras este era destrozado al saltar al abordaje , el caía también acribillado por la metralla enemiga, mientras arrancaba a su clarín las notas del toque “Al abordaje”, que su comandante ordenara por vez postrera, y que el tocaba con todo el aliento y poder de sus pulmones de niño, pero con el alma de un capitán, puestos los ojos en la bandera de la Patria y el corazón en sus altos destinos inmortales. (Parte de un texto escrito por Horacio Vio Valdivieso, capitán de corbeta y publicado en diario El Sur en Mayo de 1935)
(Recopilación histórica por el autor de esta nota en Biblioteca Central Universidad de Concepción)
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