El Ratón regente, luego de verse sorprendido por protestas masivas de la animalidad, realiza una reunión de gabinete con los ratoncitos para enfrentar el desafío.
Previamente, el Ratón se había reunido con la avanzada del Gorila del norte, que se encontraba en estos territorios, analizando las medidas de seguridad para la visita a los bosques lluviosos del sur del continente, cuestión no menor, ya que además asistirían el Oso Siberiano y el Panda de Oriente.
Las protestas de descontento, debían terminarse cuanto antes, por lo que la idea de sacar a los Chacales Pretorianos a la calle, resultaba una exigencia imperiosa de la comitiva del norte. Si bien esto le traería costos internos al Ratón, poco le importaba, en la medida que pudiera realizar sus encuentros con los representantes de todas las selvas del planeta.
¿Cómo justificar una medida extrema? Simple, sostuvieron desde la avanzada del norte, hay que infundir el terror al extremo de justificar la presencia de los Chacales en la calle.
Leones, Tigres y Zarigüeyas, además de la asociación de reptiles de la oposición, no entendían el proceso ni sus urgencias. Las Aves parlanchinas, seguían gritando en los senderos, ríos y lagos. Nunca en la historia de la Selva chilensis, se había visto tal masividad de protestas en todo el territorio y ya no se trataba solo de los Monos de Poto Colorado, los animales domésticos se unían espontáneamente a la protesta, incluso en lugares acomodados que nunca antes habían visto una amenaza de diversidad animal migrante, tenían miedo.
Los representantes de la animalidad partidaria de oposición, se enfrentaban a una encrucijada. Estaban fuera del proceso, no tenían responsabilidad en su conducción y los aparatos de difusión del gobierno ratonil, ya lograban colocar la idea de que esto se trataba de delincuencia o democracia. Todos los ratones del gabinete, limpiaron sus dientes para salir en la televisión oficial, dando la imagen de un gobierno diverso y activo, llenos de ideas, proyectos y vocerías de unidad.
Insólito, el gobierno ratonil se vestía de “buenos y demócratas” y, todos los que protestaban, quedaban como delincuentes y saqueadores.
Los Felinos opositores debieron decidir. O se sumaban a un proceso que no manejaban, con los riesgos que ello conlleva, o llegaban a acuerdos con el gobierno para darle gobernabilidad y establecer un pacto social. La segunda opción, resultaba más rápida para subirse al proceso y además, les permitirá subirse y exhibirse en los encuentros internacionales.
Mientras tanto, la animalidad opositora del territorio, difícilmente se verá representada en los acuerdos de Palacio y podrá dormirse, pero volverá a despertar…y puede no ser en el mejor momento.
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