Diario El Mercurio a través de su revista VD (Vivienda y Decoración) del día sábado 10 de agosto publicó en uno de sus reportajes la historia de Nadeschda Mordwinkin Rudenko, creadora de 'Loza Antiqva' de Arauco, destacando que este 24 y 25 de agosto de 2019 expondrá en 'Casa Rusa', Santiago.
Diecisiete años tenía Nadeschda Mordwinkin Rudenko (Jagodina, Serbia, 1931) cuando pisó suelo chileno por primera vez, en 1948. Sus padres salieron de Rusia en tiempos de la revolución, vivieron en Yugoslavia y después, huyendo de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, deambularon por Austria y Alemania antes de partir hacia Valparaíso en el barco “General Black”, junto a otras familias refugiadas de Europa del Este.
–Aunque ya me había titulado de enfermera, nunca ejercí. Acá, de inmediato me puse a trabajar en una pequeña fábrica de loza en Lota como decoradora de cerámica. Pronto me ofrecieron integrarme a Lozapenco, y ahí conocí a Enrique (del Río), otro obrero de esta industria, con quien me casé– cuenta Nadeschda (que en ruso significa Esperanza). Y continúa: “Hubo un mal entendido y a él lo echaron. A mí me pareció injusto y renuncié”, dice esta ceramista y pintora autodidacta que jamás ha realizado estudios formales de arte.
Coincidentemente, la familia de Enrique –quien murió en 1994– heredó un campo en Arauco, en el sector de Punta Carampangue, y su suegro los incentivó para que formalizaran su relación: –“Aquí hay una casa vieja y grandota disponible para que ustedes puedan comenzar su vida de casados”, nos dijo. Nosotros fuimos muy obedientes; celebramos nuestro matrimonio de inmediato, en julio de 1950, y justo al año nació la mayor de nuestros seis hijos –recuerda Naya, como suelen llamarla por lo difícil que es pronunciar su nombre.
Por años, ella se concentró en sus niños, mientras él impulsó una lechería y trabajó en la Universidad de Concepción como laboratorista. También probaron suerte en Estados Unidos; ahí Enrique armó una industria de plástico, pero un problema de salud de Naya los trajo de vuelta al sur de Chile.
Chiguayante y Arauco fueron las paradas. La crianza de gallinas y la creación de una fábrica de muebles fueron algunas de las actividades que su marido desarrolló antes de que la polarización política de inicios de los 70 los impulsara a armar maletas y radicarse en Costa Rica durante siete años.
–Yo no iba a exponer a mis hijos al sufrimiento que padecieron mis padres. Allá nos fue de maravilla; Enrique instaló una fábrica de revestimientos cerámicos decorados y yo abrí Casa Artesanal, donde reuní a doce profesores y llegué a tener 90 alumnas. También trabajé en un programa de televisión, dando clases de pintura y enseñando a confeccionar cerámicas.
De regreso en Chile, él asumió la gerencia de la fábrica de loza de Fanaloza, hasta que en 1983 armaron su propio taller Loza Antiqva, en el campo de Arauco que los acogió como familia en sus primeros años de matrimonio, y donde Naya, a sus 87 años, continúa viviendo y trabajando motivadísima.
–Lo cierto es que el diseño de estas piezas surgió de casualidad. Algo pasaba en el horno, los barnices que usábamos se craquelaban enteros. Mi marido estaba muy frustrado porque creía que perderíamos mucha producción, así es que, para tranquilizarlo, le dije “de qué te preocupas, déjame pintarlas; veamos qué resulta”, recuerda Naya. Así, surgió esta técnica propia basada en dar una apariencia envejecida a jarrones, floreros, ánforas, cajas, joyeros, platos y otras figuras hechas de arcilla blanquecina, delicadamente decoradas con el mismo tipo de guirnaldas y flores que, por casi 40 años, Nadeschda Mordwinkin Rudenko ha pintado a mano con una acotada paleta de colores.