No ha existido proceso político en el mundo, desatado por la injusticia, la discriminación y la desigualdad, que haya sido pacífico. Ni en la India de Ghandi.
Por lo que insistir en separar la protesta política del vandalismo y la delincuencia, no es más que una distracción política, la crisis es profunda y seria, como para andar equivocando diagnósticos desde el gobierno o la oposición.
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